martes, septiembre 27, 2005

Complejidad y arte cibernético

Luis Astorga. La opacidad de la morcilla.1999


A pesar de que el autor, Luis Astorga titula su artículo como “El arte cibernético por la teoría de la complejidad”, lo cierto es que se profundiza muchísimo más en los aspectos referentes a las características y orígenes de la teoría de la complejidad, que en el arte cibernético propiamente dicho. Realiza además un pequeño resumen sobre los aspectos diferenciadores entre el cognitivismo y el conexionismo, para finalmente apoyar la denominación de “arte cibernético” frente a otras denominaciones como “net art” o “arte telemático”.


Luís Astorga, artista y matemático venezolano, nos introduce en su artículo a través de una visión de internet en la que los contenidos pululan en un espacio virtual, en el que las personas básicamente podemos satisfacer nuestras más inmediatas necesidades ociosas en la multitud de ofertas de juego o bien entrar en contacto con libidinosas intimidades a través de la ciber pornografía. Y frente a estas realidades cerradas y carentes de grandes interacciones, el ciberarte parece desenvolverse en el mismo medio de manera abierta, creativa y cambiante.

Según el autor, internet es producto de la revolución tecnológica del computador, siendo éste producto del desarrollo de la lógica durante los últimos dos siglos. Así, la teoría de la complejidad parece obedecer a la intención de congeniar estrategias de estudio de diferentes campos científicos que desafían los preceptos de la ciencia clásica experimental. Las estrategias teóricas para abordar este tipo de estudios serán diversas, siendo algunas de las más notables la teoría cualitativa de sistemas dinámicos, la teoría del caos y la geometría fractal.

Las intenciones de representar el funcionamiento de la realidad se han plasmado habitualmente en modelos de muy diferente índole. Astorga nos recuerda que podemos categorizar estos modelos de representación de la realidad en dos grandes grupos:

• Modelos experimentales; caracterizados por ser representaciones materiales de la realidad, como por ejemplo, un avión a escala en un túnel de viento para medir su aerodinámica.
• Modelos conceptuales: caracterizados por ser representaciones simbólicas articulados en lenguajes formales como pueden ser la matemática, la lógica, etc.

Por otra parte, según la finalidad que persiga el modelo, estos podrán ser predictivos, explicativos o prescriptivos.

La ciencia se enfrenta con gran frecuencia a fenómenos en los que gran parte de las situaciones son desconocidas, a pesar de tener conocimiento de los agentes que interactúan. La resistencia al análisis de estos sistemas complejos por los métodos tradicionales de la ciencia, dan lugar a la teoría de la complejidad.

Luís Astorga presenta los conceptos de paradoja, inestabilidad, incompatibilidad, conectividad, emergencia y autopoiesis como los elementos que combinados de diferente manera dan lugar a las manifestaciones inesperadas de los sistemas complejos.

Así, en opinión del autor, las leyes que gobiernan el comportamiento de un sistema varían notablemente si el punto de vista del análisis es desde el interior del propio sistema, o si se trata de un observador que se encuentra fuera del mismo. Esto aporta una pequeña pista para diferenciar entre lo que es una simulación (análisis interno de lo que queremos simular) y un modelo (análisis externo para crear el modelo). Desde una perspectiva conexionista y endofísica, es necesario analizar los diferentes estados del objeto a estudiar en función de las interacciones que se producen; mientras que desde una perspectiva exofísica, no es necesario estudiar los diferentes estados que se producen, pues si se comporta de una determinada forma, es que su ser es así.

Para terminar con las puntualizaciones sobre teorías y conceptos relacionados con la complejidad y el ciber arte, Astorga nos propone acercarnos a las ciencias y tecnologías de la cognición, en las que distingue dos grandes corrientes: el cognitivismo y el conexionismo.
El primero puede asociarse a la inteligencia artificial clásica, en la cual la cognición puede ser definida por el cómputo de representaciones simbólicas; mientras que el segundo es un sistema adaptativo y se expresa tecnológicamente, por ejemplo, en las redes neuronales artificiales.

Veamos algunas diferencias entre cognitivismo y conexionismo:

¿Qué es la cognición? Para el cognitivismo tradicional :El tratamiento de la información: la manipulación de símbolos a partir de reglas. Para el conexionismo: La emergencia de estados globales en una red de componentes simples

¿Cómo funciona? Para el cognitivismo tradicional: Por dispositivos que pueden operar sobre elementos físicos discontinuos: los símbolos. El sistema actúa sobre la forma del símbolo y no su sentido. Para el conexionismo: Reglas locales gerencian las operaciones individuales y reglas de transformación gerencian las relaciones entre elementos.

¿Cómo saber que un sistema cognitivo funciona de manera apropiada? Para el cognitivismo tradicional:Cuando los símbolos representan adecuadamente algún aspecto de la realidad y su tratamiento alcanza una solución eficaz del problema sometido. Para el conexionismo: Cuando las propiedades emergentes son identificables a una facultad cognitiva

Por último, el autor respalda la denominación de “arte cibernético” frente a otras denominaciones como “net art” o “arte telemático”. En su opinión, la riqueza de una obra cibernética no se reduce a una página web, sino que además de su apariencia formal, su plasticidad consiste en apropiarse de tecnologías de la cognición para hacer una simulación de sí misma, un modelo autopoiético. Por ello, la crítica artística debe tener en consideración tanto el contexto teórico, como el pragmático que hace posible la obra.

IÑIGO URKIDI

Referencia bibliográfica

Luís Astorga .El arte cibernético por la teoría de la complejidad. Revista electrónica Estética Vol.1 nº 6 Noviembre 2002.

lunes, septiembre 12, 2005

Atención sanitaria basada en el conocimiento.

Roberto Nuño


Resumen: A partir de la exploración de la literatura de gestión acerca del conocimiento organizativo y de la proveniente de la teoría de la complejidad, se propone ir avanzando hacia un modelo de atención sanitaria: "atención sanitaria basada en el conocimiento", en el cual el ejercicio del profesional sanitario se conceptúa desde la óptica del "trabajador del conocimiento" y en el que se facilita la emergencia de nuevos modelos organizativos basados en la autorregulación y autoorganización profesional. Palabras clave: Modelos organizativos, conocimiento, innovación organizativa.
Antecedentes

La noción de conocimiento organizativo lleva varias décadas en la literatura de gestión empresarial, si bien con enfoques diversos, entre los cuales merecen ser destacados "la empresa pensante" (The Thinking Company, de Sims y Gioia (1)), "La organización que aprende" (The Learning Organization, de Senge (2)), y "La organización que conoce" (The Knowing Organization, de Choo (3)).
Estas aportaciones se enfocan en el papel central del conocimiento organizativo como un atributo clave para la comprensión de las organizaciones empresariales y se ocupan del estudio de su naturaleza, de su generación, de su difusión y de su papel en la estrategia de la empresa.
Por su parte, la emergente ciencia de la complejidad se complementa de forma idónea con esas líneas de pensamiento, y aporta respuestas a los interrogantes centrales para la gestión del conocimiento (4) y el aprendizaje organizativo(5). Su contribución puede ser decisiva en el avance de estas áreas de investigación, ya que aporta una teoría del conocimiento en los sistemas sociales humanos, conceptuados como sistemas complejos adaptativos, que son, por definición, organizaciones que aprenden.

Ciencia de la complejidad

La teoría de la complejidad es un concepto emergente en diversas disciplinas científicas. No podemos aún referirnos a la misma como un corpus teórico unificado, ya que uno de sus elementos diferenciadores es el hecho de que científicos de reconocido prestigio (entre ellos varios premios Nobel) de ramas tan diversas como la biología, la química, las matemáticas o las ciencias sociales estén haciendo converger sus disciplinas en el estudio de "sistemas complejos".
Uno de los referentes más claros es el trabajo que vienen desarrollando en las últimas décadas en el Instituto de Santa Fe (en Nuevo México, EE.UU.). Allí, científicos como Stuart Kauffman, John Holland y Murray Gell-Mann están contribuyendo a ampliar nuestro conocimiento de los sistemas complejos de la naturaleza. Otros autores esenciales para acercarnos a este nuevo paradigma son Prigogine, Stengers, Mandelbrot, Axelrod, Capra, Luhman, Maturana, Varela y Arthur, por citar algunos.
Sus trabajos han supuesto aportes fundamentales en áreas de investigación como los sistemas complejos adaptativos, la teoría del caos, las estructuras disipativas, la autopoiesis, la dependencia de senda, la geometría fractal, etc.

Posteriormente, otra serie de autores como Stacey, Wheatley, Morgan y Zimmerman han enfocado su trabajo a la comprensión del impacto de estos nuevos basamentos científicos en el campo de la gestión.
La ciencia de la complejidad se aproxima a la comprensión de la realidad como un "organismo vivo", desde un planteamiento holístico alejado del reduccionismo y mecanicismo tradicional. Este enfoque ha sido aprovechado por algunos oportunistas para proponer una superación del método científico y del racionalismo y, de paso, introducir doctrinas esotéricas y new age. Sin embargo, cualquier estudioso de esta corriente podrá ver su claro entronque con el rigor científico, si bien desde prismas novedosos y metodologías innovadoras.

El área de interés común del conjunto de ciencias de la complejidad es el estudio de sistemas que presentan dinámicas no lineales y propiedades emergentes, como son los sistemas complejos adaptativos (SCA). A continuación, reseñamos sus características principales.

Sistemas complejos adaptativos

Un sistema complejo adaptativo (6) es un sistema dinámico, masivamente interrelacionado, que presenta una tendencia a la autoorganización y responde contextualmente a su entorno. Como sistema complejo es diverso y formado por multitud de agentes independientes e interdependientes, y como adaptativo, es capaz de modificarse y de aprender de la experiencia.
Otros autores prefieren la noción de sistemas complejos coevolutivos (7-8), destacando la propiedad de coevolución del sistema con su entorno, esto es: la consideración de un entorno en evolución constante que debe ser incorporado como parte del sistema, donde ya no es suficiente con adaptarse, sino que es necesario aprender y evolucionar.
Así, sistemas tan diversos como los ecosistemas y los mercados de valores han sido interpretados como SCA. Con las organizaciones humanas ha ocurrido lo mismo. De hecho, las organizaciones sanitarias nos proporcionan algunos de los mejores ejemplos.

La cuestión central es que los SCA comparten una serie de propiedades que facilitan la comprensión e interpretación de los mismos(9-12) , que, de forma sintética, son las siguientes:

1. Conectividad. Las relaciones entre los componentes del sistema son esenciales para la comprensión del mismo. El comportamiento del sistema emerge de la interacción entre sus componentes, los cuales, en terminología de ciencia de la complejidad, se denominan agentes. Estos agentes son procesadores de información. En las organizaciones empresariales es fácil identificar los recursos humanos como agentes, pero también hay que incluir todos aquellos elementos que procesan información y pueden reaccionar ante cambios en la misma. Un atributo esencial de los agentes es su diversidad; si todos los agentes funcionasen del mismo modo no habría margen para el cambio ni para la innovación. Asimismo, los agentes reaccionan ante su entorno, ante información local; no disponen de una comprensión global del sistema, y en las organizaciones humanas, aprenden y reaccionan con estrategia e intención. Finalmente, los agentes que integran los SCA disponen de esquemas interpretativos y conductuales que pueden ser compartidos: valores, creencias, reglas comunes, etc. que conforman la cultura organizativa (13) , o pueden ser de naturaleza individual.

2. Autoorganización. Los sistemas complejos presentan una tendencia a la autoorganización. Ésta se conceptúa como la emergencia espontánea de nuevas estructuras y nuevas formas de comportamiento en sistemas abiertos.

3. Existencia de atractores. Los atractores se definen en física como estructuras profundamente codificadas que mantienen el orden oculto que existe dentro de los sistemas caóticos. En la literatura de gestión diversos autores han visto en estos atractores la clave para entender ciertos comportamientos y dinámicas organizativas.

4. Emergencia. Esta propiedad explica que de la interacción de las partes se deriven resultados impredecibles a partir de las características de los agentes implicados. La emergencia ha servido para la comprensión de los procesos de generación de ideas innovadoras y del aprendizaje organizativo. Por ejemplo, de la actuación de grupos de trabajo pueden derivarse ideas innovadoras que no estaban directamente presentes en el conocimiento de los miembros del grupo.

5. Falta de linealidad. La teoría de la complejidad presta especial atención a tres tipos de fenómenos: la existencia de umbrales de masa crítica, a las circunstancias en las que pequeños cambios provocan grandes efectos y a aquellos casos en los que de la interacción de las partes se derivan resultados múltiples, inesperados y no lineales.

6. Memoria. Los sistemas complejos no son ahistóricos, ya que tienen memoria. Su historial es relevante e influye en sus pautas de comportamiento, aunque no lo hace de forma determinista.

7. Adaptabilidad y coevolución. Los sistemas complejos se reorganizan en función de la interacción con el entorno. Como en éste, a su vez, actúan diversos sistemas complejos se produce una realimentación. Estas realimentaciones pueden generar círculos virtuosos o viciosos. El estudio de esas dinámicas es esencial para comprender la adaptación y coevolución de los sistemas.

Estos planteamientos tienen mucho en común con la tradicional teoría de sistemas y la cibernética, pero aportan una visión ampliada centrada en sistemas vivos, dinámicos, complejos, inestables, que evolucionan y aprenden.

Las características de los SCA afectan al modo en que, como investigadores y gestores, nos aproximamos a su estudio. Así, cobra relevancia su comprensión, la identificación de tendencias (pattern predictions las llamó Hayek (14)) y pierden valor las predicciones cuantitativas y el diseño de organizaciones "perfectas" o sistemas "ideales". En definitiva, al adoptar esta óptica nos hacemos más humildes (y a la vez más sutiles) ante las realidades sociales, económicas y organizativas en las que nos desenvolvemos.

Desde la teoría de la complejidad se propone que el conocimiento organizativo emerge de la interacción mutua de los agentes y de su coevolución con el entorno. De ese modo, el conocimiento organizativo no está únicamente contenido en los agentes individuales, sino que abarca las conexiones entre los mismos. En otras palabras, sin conectividad e interacción local no podemos hablar de conocimiento organizativo, sino de conocimiento individual. Por ello, el estudio del conocimiento en sistemas complejos y dinámicos nos permite ver que el desarrollo del mismo no sigue un patrón único y lineal, sino que emerge y coevoluciona en procesos diversos y en niveles tanto macro como micro. Eso explica la paradoja de que el conocimiento de la organización visto como un todo es mayor que la suma de los conocimientos individuales de las partes. Así, frente a visiones que enfatizan la opacidad y el secretismo, este planteamiento subraya la necesidad de fomentar la comunicación y las redes formales e informales a fin de facilitar la diseminación y creación del conocimiento.

Otro apartado central es la emergencia de la innovación. La propia existencia de innovación es ajena al modelo mecanicista. La máquina perfecta hace de forma idónea aquello para lo que ha sido diseñada, cualquier comportamiento emergente, innovador, es un fallo del sistema. Por el contrario, las propiedades de los SCA permiten explicar la generación de ideas innovadoras dentro de los mismos.

En definitiva, la ciencia de la complejidad nos aporta en estos momentos la teoría más sólida sobre la naturaleza del conocimiento en los sistemas vivos, y particularmente, sobre el modo en que las organizaciones humanas aprenden y el conocimiento evoluciona.

Organizaciones sanitarias basadas en el conocimiento

Como ya hemos mencionado, la teoría de la complejidad presta especial atención a los procesos e interacciones que configuran las dinámicas organizativas. Las organizaciones son vistas como una forma de institucionalización de procesos iterativos de interacción, en la que los agentes reciben, procesan y producen información.
Las palabras de Escohotado (15) acerca de la ciencia de la complejidad nos permiten iluminar la profunda trascendencia de esta aportación científica para la gestión del conocimiento: "ninguna transición contemporánea parece comparable en hondura a que la conducta de sistemas humanos y extra-humanos se entienda como resultado de flujos de información-conocimiento". Esta transición es la que el sociólogo Manuel Castells ha venido a denominar la era informacional (16) .

Pese a su identificación peyorativa con el estallido de la burbuja tecnológica y otros escándalos financieros, la nueva economía ha propiciado aumentos crecientes de productividad, lo que ha llevado a Arthur a hablar de una economía de "rendimientos crecientes" asociada al conocimiento (17) .

Sin embargo, en paralelo y con el auge de internet, asistimos a un fenómeno en el que la información, e incluso el conocimiento codificado, tiene un valor que tiende a ser nulo. Es, pues, la dimensión tácita (18) del conocimiento el nuevo factor diferencial, la nueva ventaja competitiva y, ese conocimiento es esencialmente contextual, organizativo, muchas veces inarticulable, a veces inconsciente. Es conocimiento aplicado, no replicable miméticamente, no exportable. Explotar ese conocimiento y avanzar en círculos virtuosos de creatividad e innovación, requiere nuevos modelos organizativos, organización en red, lo ha llamado Castells (16) , y nuevos valores: colaboración, confianza, adaptación y respuesta.

En el sector sanitario la medicina basada en la evidencia ha hecho mucho por la codificación del conocimiento médico, en el que la acumulación y recombinación de la experimentación desempeña un papel trascendente. Pero, también se corre el riesgo de una codificación excesiva que frene la innovación radical y la adaptabilidad a condiciones locales.

La clave de la transformación de la organización sanitaria consiste, esencialmente, en posicionarse en esta transformación productiva y social que se está produciendo.
Al contexto organizativo donde se pone en práctica ese nuevo modelo es lo que denominamos organización basada en el conocimiento, y creemos firmemente que las organizaciones sanitarias son un ejemplo paradigmático de las potencialidades de ese concepto. Este contexto viene siendo explorado por autores diversos, empleando denominaciones variopintas: heterarquías (19), organización en red (16) y organización holográfica (20) . Aunque con matices distintos, el núcleo duro: la transición hacia nuevas formas de organización que contemplen un sistema relacional extendido y sustentado en el conocimiento, es común.

Del mismo modo, se tiende a estructuras organizativas planas, centradas en el trabajo en equipo alrededor de funciones y tareas con un propósito compartido. En este contexto, surge, espontáneamente, la autoorganización, en la cual el conocimiento se reconoce y multiplica en la diversidad de individuos conviviendo y cooperando. Los contextos autoorganizados trascienden las paternalistas advocaciones sobre la participación de los profesionales, al darles un rol protagonista.

Profesional sanitario como trabajador del conocimiento

No debemos olvidar el enorme valor social que supone contar con organizaciones complejas, como son los hospitales, y la importancia que tiene que esas organizaciones sean dinámicas, sostenibles y con capacidad de respuesta a las necesidades de la sociedad. Estos atributos van a depender en gran medida de las actitudes hacia el trabajo de las personas que allí realizan su ejercicio profesional. El creciente fenómeno del burn-out, y la resignación profunda de que todo va a seguir igual, no encaja con la noción de una organización "sana". El modelo burocrático-gerencialista dominante, que premia la sumisión y no el talento, que burocratiza, automatiza y precariza la profesión sanitaria no es ajeno a este fenómeno.
Todo ello, en un contexto de innovación tecnológica acelerada, donde se da la paradoja de que las empresas, cada vez más, dependen en mayor medida de las personas.

El trabajador del conocimiento es aquel cuya contribución a la supervivencia de su organización y al logro de óptimos locales depende de su capacidad de aplicar conocimiento actualizado en su práctica profesional, lo cual implica flexibilidad y adaptabilidad, capa cidad de adquirir conocimientos "conocer qué" y de aplicarlos "conocer cómo", así como apertura a la innovación y creatividad. No disociamos la noción de trabajador del conocimiento de su entorno organizativo, ya que, pensamos que autoorganización, y trabajo colaborativo son inherentes al concepto. En cierta medida, todos los trabajadores son trabajadores del conocimiento, pero cuanto más cerrados y hetero-organizados sean los sistemas en que operan, más lejos estamos de poder desarrollar la plena potencialidad del concepto. Más aún, sólo podemos hablar de genuinos trabajadores del conocimiento en contextos organizativos donde se gestionan los factores activadores del conocimiento y los factores que facilitan su utilización eficiente.

Ante todo lo anterior, creemos necesario explorar, en el contexto de nuestro Sistema Nacional de Salud, nuevos modelos organizativos que:

*­Revaloricen el ejercicio de las profesiones sanitarias.
*No roboticen la práctica profesional.
*Reconozcan la adaptación local y la pluralidad como elementos no intrínsecamente nocivos.
*Amplíen la contribución a la salud y bienestar comunitario más allá del modelo sanitario reparativo.

En este sentido cabe destacar el trabajo pionero de la Fundación BIO en Euskadi con el desarrollo de la cátedra de innovación "EO2: Ezagutzan Oinarrutariko Osasuna" (Organización Sanitaria como empresa del conocimiento), en la que se estudia la transformación organizativa en Servicios Hospitalarios basada en el uso de los principios emergentes de la teoría de la complejidad.

Atención sanitaria basada en el conocimiento

Partiendo de los enfoques comentados anteriormente, se proponen las siguientes líneas de reflexión para la transformación del ejercicio de las profesiones sanitarias y de su entorno organizativo:
1. Atención centrada en el paciente. Centrar la atención sanitaria en la interacción con el paciente, reconociendo de forma activa la importancia de la transmisión de conocimientos y del aprendizaje.
2. Microsistemas clínicos (21)


Roberto Nuño Solinís Red de Innovadores de la Organización Mundial de la Salud

Este artículo fué publicado originalmente en la Revista de Administración Sanitaria s. XXI Viernes 1 Abril 2005. Volumen 3 - Número 2 p. 361 - 371. Y se reproduce aquí con permiso del autor.

Referencias Bibliográficas:

1. Sims HP, Gioia DA, editores. The Thinking Organization. San Francisco: Jossey-Bass; 1986.
2. Senge PM. The Fifth Discipline: The Art And Practice Of The Learning Organization. New York: Doubleday; 1990.
3. Choo CW. The Knowing Organization: How Organizations Use Information to Construct Meaning, Create Knowledge, and Make Decisions. New York: Oxford University Press; 1998.
4. Nonaka I, Takeuchi H. The Knowledgge-Creating Company: How Japanese Companies Create the Dynamics of Innovation. New York: Oxford University Press; 1995.
5. Argyris C, Schon D. Organizational Learning: A Theory of Action Perspective. Reading: Addison-Wesley; 1978.
6. Begun JW, Dooley K, Zimmerman B. Health care organizations as complex adaptive systems. En: Mick SM, Wyttenbach M, editores. Advances in Health Care Organization Theory. San Francisco: Jossey-Bass; 2003.
7. Allen PM. Evolving Complexity in Social Science, in Systems, New Paradigms for the Human Sciences. En: Altmann G, Koch WA, editores. New York: Walter de Gruyter; 1998.
8. Mitleton-Kelly E. Organisations as Complex Evolving Systems. [acceso 1 de agosto 2004]. Disponible en:
http://www.lse.ac.uk/lse/complex/publications/OACES.htm
9. Stacey RD. Managing the Unknowable: Strategic Boundaries between Order and Chaos in Organizations. San Francisco: Jossey-Bass; 1992.
10. Begun JW. Chaos and Complexity: Frontiers of Organizational Science. Journal of Management Inquiry. 1994; 3(4):329-35.
11. Stacey RD. Strategic Management and Organisational Dynamics: The Challenge of Complexity. 3rd ed. London: Trans-Atlantic; 1999.
12. Dooley K. Organizational Complexity. En: Warner M, editor. International Encyclopedia of Business and Management. London: Thompson Learning; 2002.
13. Schein E. Organizational Culture and Leadership. San Francisco: Jossey-Bass; 1992.
14. Hayek FA. Studies in Philosophy, Politics, and Economics. London: Routledge & Kegan Paul; 1967.
15. Escohotado A. Caos y Orden. Madrid: Espasa Calpe; 1999.
16. Castells M. The Rise of The Network Society. Oxford: Blackwell; 1996.
17. Arthur WB. Increasing Returns and Path Dependence in the Economy. Ann Arbor: University of Michigan Press; 1995.
18. Polanyi M. The Tacit Dimension. New York: Doubleday; 1967.
19. Hedlund G. Assumptions of Hierarchy and Heterarchy, with Applications to the Management of the Multinational Corporation. En: Ghoshal S, Westney E, editores. Organization Theory and the Multinational Corporation. London: MacMillan; 1993. p. 211-36.
20. Redding JC, Catalanello RF. Strategic Readiness. San Francisco: Jossey-Bass; 1994.
21. Godfrey MM, Wasson JH, Nelson EC, Batalden PN, Mohr JJ, Huber TP, et al. Clinical Microsystem Action Guide. Hanover: Dartmouth Medical School; 2002.

miércoles, julio 20, 2005

Complejidad: ¿demasiada para un solo concepto?


Dada la proliferación de libros, escritos, artículos, y demás aportaciones acaecidas en las últimas décadas en torno al fenómeno de lo complejo, no es sencillo realizar una aproximación nítida que explique el fenómeno de la complejidad. El concepto de complejidad, si bien en ocasiones su significado puede resultar evidente, en diferentes contextos y momentos, se presta a acepciones diversas, dependiendo no sólo de lo que se observa, sino a su vez del sujeto que observa.

Para aclarar este tipo de cuestiones, hemos acudido a Pablo Navarro, que como profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo trata de explicar la noción de complejidad en general, intentando mostrar la pluralidad de significados que encierra, desde una perspectiva social-humana.

En primer lugar, distingue dos formas preliminares de entender la complejidad:

~ De manera “subjetiva”. Cuando el sujeto que observa la realidad compleja, no es capaz de dilucidar acerca de ella, y se ve superado para alcanzar conceptualmente dicho objeto. Se refiere a las ocasiones en las que no entendemos una realidad porque somos incapaces de comprenderla, o porque nos parece demasiado complicada.

~ De manera “objetiva”. Si bien en ocasiones otorgamos la calidad de complejo a algo que supuestamente supera a nuestro intelecto, en otras se la otorgamos precisamente a un objeto porque creemos entenderlo.

Sin embargo si echamos un vistazo más de cerca, ambos puntos de vista no son incompatibles, sino que están sutilmente relacionados. El autor explica que sólo los sujetos suficientemente complejos están en condiciones de detectar y comprender la complejidad, y además, sólo la complejidad objetiva de determinadas realidades ha podido generar sujetos capaces de tomar conciencia de ella. La complejidad que el sujeto descubre, que efectivamente pertenece al objeto, está ligada a la propia complejidad inherente a dicho sujeto, ya que éste constituye la complejidad de lo observado en base a la suya propia. Por tanto, el fenómeno de la complejidad queda definido como “una suerte de juego de espejos que entablan el sujeto y el objeto del conocimiento”.

Precisamente porque el fenómeno de la complejidad es definido de forma compleja, quedan fuera de juego las perspectivas que lo definen de manera simple y reduccionista. Existe una idea extendida de que la complejidad consiste en la coexistencia de un gran número de elementos y multitud de relaciones entre ellos, y son esas interacciones las que conceden el apelativo de complejo. Eso es justamente lo que el autor entiende por “complicado” en lugar de “complejo”.

Pero la complejidad incluye más atributos que la mera complicación. Algo puede ser muy complicado y sin embargo no poseer las características constitutivas de complejidad, como por ejemplo la potencialidad de crear fenómenos nuevos - emergentes. – y nuevas relaciones entre esos elementos.

En segundo lugar, otra de las afirmaciones recogidas por este autor es la inconveniencia de realizar aproximaciones excesivamente “formales” al fenómeno de lo complejo. No comparte con otros autores el hecho de que la complejidad pueda ser explicada a través de teorías formales. Ninguna de esas teorías puede por sí misma, dar explicación al fenómeno de lo complejo, ya que éste es un hecho concreto, específico de cada tipo de realidad.

Sin embargo, es verdad que existen teorías que ayudan a entender su significado. El típico ejemplo, que podemos encontrar navegando por la red, del fenómeno caótico de un modelo en el que se compara la impredictibilidad de los cambios del tiempo con las oscilaciones a nivel mundial de una economía de corte capitalista, puede servirnos para dar una explicación razonada de ambos, aunque dada la naturaleza tan distinta de ambas realidades, no nos sirve para comprender y aprender la especificidad de cada uno de ellos.

Este tipo de teorías formales sólo sirven para describir de alguna manera la forma explícita que cobran los fenómenos, y no el proceso relevante a través del que se genera. Así las cosas, las denominadas teorías formales pueden ayudar a entender el comportamiento de las realidades en diversos ámbitos, explicando el “cómo” suceden las cosas, y no el “qué”, la emergencia propia de esos fenómenos que es precisamente lo que los dota de singularidad.

En conclusión, si bien fenómenos complejos similares pueden ayudar en la comprensión de otras realidades de naturaleza parecida, teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora, el autor consolida la idea de que la complejidad únicamente puede entenderse en base a su propio desarrollo y, especialmente, atendiendo a sus resultados emergentes.


Estibaliz Hernandez


NAVARRO, Pablo. “El fenómeno de la complejidad social humana” en Curso de Doctorado Interdisciplinar en Sistemas Complejos, 1997. EHU/UPV

domingo, julio 10, 2005

La estética como ayuda para entender sistemas complejos


Las cuestiones fundamentales que afectan a las organizaciones como sistemas adaptativos complejos no pueden resolverse apelando únicamente a la medición. Esta es la hipótesis de partida del artículo escrito por McKenzie y James, quienes proponen una reinterpretación del concepto de “estética” en términos de búsqueda de nuevas estructuras y relaciones entre los elementos como vía para enfrentarse y tratar de resolver los problemas que presenta el mundo complejo que nos rodea. La intuición y la imaginación, conceptos olvidados por gran parte de las teorías de gestión tradicionales, adquieren un papel preponderante en el arte de la gestión propuesto por estos autores


Es indudable, tal como comenta Lissack (1999), que “lo que encontramos cuando buscamos depende de cómo miramos”. A medida que los problemas se vuelven más complejos en términos del número de pequeños problemas que se concatenan para producir un problema global, los managers en general tienden a apelar al instinto para lograr una solución acertada. La tendencia es utilizar la intuición para buscar una solución que pueda aplicarse de forma generalizada. Sin embargo, si el esquema de pensamiento del manager no es capaz de operar en un entorno complejo, entonces es cuestión de suerte que la solución elegida sea la correcta o no. Es necesario desarrollar la capacidad perceptiva del manager de forma que incremente su habilidad de percibir las complejidades del entorno que le rodea. En este caso, por tanto, la cuestión es encontrar un método capaz de aumentar las habilidades perceptivas del manager.

En el ámbito de la solución de problemas lineares, las creencias y los comportamientos individuales no intervienen en la solución del problema, o lo hacen de manera residual. A medida que la complejidad aumenta, y el problema se convierte en una cuestión de intuición, las creencias y el comportamiento de la persona devienen muy importantes. Las soluciones globales requieren altas dosis de creatividad. No son tarea fácil, pues como dice Klee, “no es fácil llegar a una concepción del todo que se construye a partir de diferentes partes que proceden de dimensiones distintas...Esto se debe a la naturaleza de los métodos con los que contamos para transmitir un concepto tridimensional claro del mundo y se deriva de las deficiencias que provienen de la naturaleza temporal del lenguaje hablado. Carecemos de los medios para discutir acerca de imágenes y sus elementos constituyentes que poseen simultáneamente varias dimensiones”.

A través de la historia, los grandes visionarios han sido aquellos que han sabido utilizar la estética. Einstein se guió por un sentido de reconocimiento y dependencia en el rol de la estética para el descubrimiento de nuevas estructuras de relaciones. La cuestión es, ¿cómo la estética puede ayudar al manager que quiere la mejor solución?
Los juicios realizados sobre una base moral normalmente conducen a resultados poco satisfactorios, lo cual agrava el problema inicial. Lo que se necesita son soluciones que supongan lo mejor para todos (soluciones elegantes). La ciencia de la estética es la ciencia de proveer soluciones elegantes. Según la definición del Diccionario Oxford, la estética es “la teoría de la belleza en general y de los sentimientos que evoca; proviene del griego aisthetikos, lo que tiene la facultad de sentir”.

El desarrollo de la estética como rama filosófica durante los dos últimos siglos ha dado pie a la definición de la estética como la presentación material de la verdad donde la belleza es el significado de esta verdad. Hegel definió la belleza como la manifestación material de la idea.
La utilización de estas definiciones de estética nos lleva a una posición estática donde el arte (cualquier tipo de arte, incluido el arte de la gestión) es una representación, y cualquier intento de utilizarlo da origen a un sinfín de interpretaciones de las interpretaciones, una crítica estéril dado que en cualquier caso no es más que una proyección de la actitud del autor hacia una forma ideal de una idea percibida. En ningún caso podría utilizarse como herramienta de pensamiento.
La definición a la que apelan los autores se corresponde con la definición propuesta por Henri Laborit (1968): “la búsqueda de nuevas estructuras; la estética (debe ser)...entendida como la búsqueda de estructuras, esto es, el conjunto de relaciones existentes entre los elementos que forman el todo de nuestro conocimiento...”. Si se descarta la definición tradicional de estética y los estándares de belleza aceptados y se sustituye por la definición de Laborit, entonces sí tendremos una herramienta realmente creativa más que cosmética. El aprender a buscar nuevas estructuras de forma natural e inherente a nuestra habilidad de percibir la información disponible, puede proporcionarnos una herramienta para trabajar en condiciones donde hay exceso de ambigüedad y falta de claridad. La clave es aprender a utilizarlo colectivamente de forma que se construya una referencia en la organización que ayude a fomentar la creatividad.

El desarrollo de la estética trata el modo en el que sentimientos y emociones, estrechamente ligados con las variaciones de personalidad y carácter, pueden ajustarse al mundo objetivo. En ausencia de este complicado ajuste, se imponen sistemas arbitrarios de pensamiento, que tratan de dar respuesta a problemas de gran complejidad. Estos sistemas arbitrarios son de carácter irracional y dogmático, compuestos por patrones lógicos e intelectuales simplistas. El reconocimiento de la estética individual de cada uno permite a la persona realizar esos finos ajustes. Dado que la estética es una experiencia única a cada individuo, el uso de la misma empieza con el conocimiento de uno mismo y el entendimiento de la estética propia.

Read (1943) describe la estética como un modo de percepción, es empatía; empatía (el poder de proyectar nuestros sentimientos en otra persona u objeto), conociendo el objeto de contemplación a partir de lo que podamos calcular o describir con palabras. En esta percepción, el observador descubre los sentimientos que surgen en su ser en el momento de examinar una realidad concreta y objetiva.

Percibimos significados que van más allá de la mera descripción verbal. La estética es la única forma que tenemos de tratar con la parte de los problemas que no puede medirse. Tendemos a rechazar aquello que sólo se puede sentir, por considerarlo inferior a aquello sobre lo que se puede hablar.

El desarrollo de la estética es una parte integral de la facultad perceptiva a la que denominamos intuición. La capacidad de responder a la parte del problema que no está sujeta a medición. La ciencia busca la razón fundamental a través hechos separados. El arte busca el máximo número de formas para expresar un objeto o evento. Las personas inteligentes utilizan los dos enfoques simultáneamente. El arte se da en todo aquello a lo que los humanos han dado forma, por lo que de ahí que podamos hablar del arte de gestión, el arte de hablar en público, el arte de la equitación, etc. En todos los casos, significa que la actividad da pie implícitamente a una forma con atributos tales como “encaje”, elegancia, equilibrio, eficiencia y ahorro de energía. Cuando apreciamos una obra de arte, es la apelación a nuestros sentidos lo que nos permite hacer juicios de valor, bien sea en el ámbito de la arquitectura o una solución elegante a un problema complejo de relaciones humanas. No hay trabajo de arte genuino, tanto en los negocios como en un cuadro de Rembrandt, que no atraiga principalmente a nuestros sentidos, nuestros órganos físicos de percepción.

La característica que distingue la conciencia de la estética es la imaginación, tal y como ocurre en el arte. La imaginación es el factor común en todos los aspectos subjetivos del arte con las leyes invariables de la belleza: equilibrio, armonía, simetría y ritmo. La composición es la suma total de todas estas propiedades cuyo propósito es organizar los elementos físicos que conforman un esquema coherente. Es imposible llegar a comprender la complejidad y los sistemas complejos sin estos atributos. Es la facultad de imaginar la que asegura que nuestras mentes no estén satisfechas en una actividad circunscrita y permita que deseemos crear e ir más allá de lo establecido. La imaginación es el establecimiento de nuevas relaciones entre los elementos que se han ido acumulando en nuestra memoria, nuestra experiencia, a lo largo del tiempo. Se trata de estructurar de antemano del mundo del mañana, adaptando nuestro comportamiento a la nueva estructura creada. Fue la imaginación lo que permitió a Einstein la elaboración de las teorías de relatividad, reconociendo, en una de sus frases célebres, que “la imaginación es más importante que el conocimiento”.

La aparición de la solución imaginativa es un proceso muy sutil que tiene lugar bajo el nivel de conciencia. Siendo conscientes de la dificultad que conlleva la utilización de palabras para describir una nueva idea, tendemos a utilizar las palabras “imaginación”, “visualización” e “intuición” para tratar de articular esa nueva idea. Cuando hablamos de visualizar o imaginar o utilizar la imaginación estamos hablando de actividades no verbales. Hablamos de evocar imágenes desde la profundidad de nuestra mente, porque las imágenes que evocamos se forman en la preconciencia, en un nivel profundo de cognición. Se trata de formas de conocimiento precursoras del conocimiento verbal.

El enfoque estético y la actitud estética es esencial para alcanzar un entendimiento genuino de la complejidad. Nos permite estar en sintonía, estar en un estado de “información” donde podamos escoger aquello que funciona, que tiene sentido, que supone una “buena” solución. Es cuestión de percepción.

La complejidad no puede entenderse fuera de una cultura relativista capaz de tolerar la ambigüedad, la creatividad y la búsqueda de estructuras en un ambiente continuamente cambiante. Por tanto, debemos apreciar y valorar la imaginación y la intuición a la hora de resolver problemas y entender las complejidades del mundo caótico que nos rodea, un mundo en el que la percepción adquiere un papel fundamental.
Nuria Toro

jueves, junio 30, 2005

El sonido de la complejidad


El artículo de Juan Antonio Pérez Ortiz del Grupo de Reconocimiento de Formas e Inteligencia Artificial del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante nos sumerge entre las notas caóticas derivadas de una melodía compleja, en lo que podemos denominar un documento introductorio a lo que se llama la música fractal. El autor nos presenta toda una nueva vía de exploración musical basada en los fractales. Nos muestra además, los autores que trabajan esta música, sus fundamentos teóricos y las herramientas puestas a disposición de aquellas personas dispuestas a experimentar la música de la complejidad.


La historia de los fractales comienza a finales del siglo XIX, si bien no comienzan a ser estudiados en profundidad hasta bien entrado el siglo XX. Al igual que se han desarrollado toda una serie de paisajes e imágenes basadas en las propiedades de las formas geométricas fractales, el autor nos invita a descubrir las melodías resultantes de la aplicación de principios fractales a la composición musical.

En primer lugar, el texto trata de mostrarnos los fractales más conocidos, tratando de introducirnos sus aspectos más sencillos y básicos. Así un fractal se caracteriza básicamente por dos propiedades:

* Autosemejanza (o autosimilitud): Implica invarianza de escala, esto es, el objeto fractal presenta la misma apariencia independientemente del grado de ampliación con que lo miremos.
* Autorreferencia: El propio objeto aparece en la definición de sí mismo.

En segundo lugar, el autor tratará de identificar algunos de los descubrimientos más relevantes en el ámbito de los fractales, como pudieran ser “la Constante de Feigenbaum” o “Conjunto de Mandelbrot”. En estas páginas se trata de explicar a través de aplicaciones matemáticas en qué se basan los fractales más representativos.

En tercer lugar Juan Antonio Pérez Ortiz nos habla de los diferentes lenguajes que se emplean para generar fractales de diferentes características, explicitando sobre todo los denominados “Sistemas D0L”, que permiten obtener pautas para la obtención de multitud de fractales, basándose en la interpretación de ciertos códigos que permiten la construcción de una sucesión de conjuntos convergentes al fractal.

En cuarto y último lugar, el artículo se centra en mostrarnos cómo se crea la música fractal, qué compositores trabajan en este campo y cuáles son las herramientas de composición disponibles para crear nuestras propias obras musicales basadas en los fractales.

El principio fundamental de la música fractal, reside en la proyección del comportamiento dinámico o estructura de un fractal sobre un espacio musical. En la antigüedad clásica, se consideraba que los números eran parte esencial de la música, y trataron de explicar la armonía en función de una serie de razonamientos numéricos. Hoy en día sin embargo, conceptos como “creatividad” e “inspiración” sirven para eludir cualquier explicación lógica o racional sobre el proceso de composición.

Durante el siglo XX, la música y las matemáticas comienzan a unir lazos gracias al uso de los sintetizadores y otras herramientas informáticas. Será Joseph Schillinger en los años treinta, el que dará un espaldarazo importante a la música basada en las matemáticas, y más concretamente en la composición musical basada en principios científicos. Su influencia ha sido notable en compositores de la talla de G. Gershwin.

Cabe destacar además, que se han encontrado piezas de compositores como Bach o Beethoven en las que se han identificado motivos y piezas musicales autosemejantes, en las que las repeticiones en distintas variaciones han formado parte de piezas mayores.

Los compositores que en la actualidad trabajan con música fractal no son demasiados, pero cabe destacar algunos de ellos, como por ejemplo Phil Thomson, que gracias a una pieza suya emitida en la radio de Bristol, adquirió cierta notoriedad. Sus composiciones tienen como base el “Conjunto de Mandelbrot”, y es el desarrollador de un programa de creación musical denominado “Gingerbread”.
Otro autor destacado es Gary Lee Nelson, autor de la obra “The voyage of the Golah Iota” basada en principios de fractalidad.

En lo relativo a los programas existentes para la composición de música fractal, el autor nos muestra en bastante profundidad algunos de ellos, probablemente los más utilizados. Destacan el programa “MusiNum”, que se basa en cálculo númericos asociados a determinadas notas musicales; el programa “The Well Tempered Fractal” que permite proyectar 10 tipos de atractores extraños sobre 21 escalas diferentes; y el programa “Gingerbread” que anteriormente se ha comentado, y que según palabras del propio Phil Thomson, permite crear música a cualquier persona sin tener conocimientos de matemática ni música.

IÑIGO URKIDI


Música fractal: el sonido del caos, Juan Antonio Pérez Ortiz, Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Universidad de Alicante, Mayo 2000

http://www.dlsi.ua.es/~japerez/pub/pdf/mfsc2000.pdf

lunes, junio 20, 2005

Personas y Complejidad


Uno de los principales factores, que en numerosas ocasiones ha sido pasado por alto a la hora de implementar o perseguir mejoras en las organizaciones es el factor humano. Las personas son en gran medida los artífices del éxito o del fracaso en los esfuerzos realizados para mejorar la actuación de la organización en uno u otro sentido. Muchas de las soluciones que se ofrecen resultan insuficientes y no siempre alcanzan los resultados esperados, por ello parece de recibo experimentar una nueva vía de trabajo que permita acomodar el puesto de trabajo a la condición humana, haciendo las organizaciones más flexibles y adaptativas.

En esta ocasión, Judy Hargadon, directora de New Ways of Working y responsable de los programas de modernización, captación y retención de las personas que colaboran en el Servicio Nacional de Salud británico y Paul Plsek, director de Directed Creativity (
www.directedcreativity.com) y experto colaborador del Plexus Institute (www.plexusinstitute.com) en la aplicación de las enseñanzas de la complejidad a la innovación organizacional, ofrecen una perspectiva diferente al analizar el ámbito de los recursos humanos en los sistemas sanitarios desde un enfoque complejo.

Hargadon y Plsek tratan de darnos algunas claves desde las ciencias de la complejidad para abordar la problemática de la gestión de personas en el ámbito sanitario, y ofrecer unas “guías” en ese sentido a las personas implicadas en su gestión.

Tradicionalmente la planificación y el desarrollo de las personas en las organizaciones sanitarias a través de grandes programas de motivación, formación,… han tenido escasa repercusión en los objetivos perseguidos, o simplemente ninguna repercusión. Estos son precisamente el tipo de cuestiones que los autores denominan “complejas”.

Dichas situaciones complejas son en ocasiones problemáticas porque desafían los modelos mentales imperantes sobre cómo deben funcionar las cosas. Recientemente, han aparecido nuevos modelos usados originalmente en el ámbito de la física, y que apuntan nuevas formas de vislumbrar la gestión desde la teoría de los sistemas adaptativos complejos. Un sistema adaptativo complejo (Complex Adaptive System, CAS) es una colección de agentes individuales con libertad para actuar, lo que hace que no sean totalmente predecibles, y cuyas acciones están interconectadas de modo que los actos de un agente cambian el contexto para el resto de agentes [Plsek y Greenhalgh 2003]. Algunos ejemplos de CAS pueden ser: el sistema inmunológico, el mercado de valores, y las organizaciones sanitarias.

Si bien existe mucha literatura que describe las propiedades de los CAS, a continuación se enumeran algunas de ellas, sobre todo las que más nos pueden ayudar a la hora de abordar el nuevo acercamiento necesario para entender las cuestiones clave en la gestión de las personas:

-Sistemas dentro de sistemas. Dado que los límites de los sistemas complejos son difusos y arbitrarios, cada sistema complejo puede ser visto como parte de otro mayor y a su vez estar compuesto por otros sistemas más pequeños. Esto implica que cualquier cambio o intervención debe necesariamente considerar el resto de sistemas implicados de manera integrada.

-Falta de predictibilidad. En un sistema complejo, la interacción entre los sistemas y sus agentes puede ser difícilmente previsible. Según los autores, la única manera de conocer el futuro de un sistema complejo es simplemente dejar que las cosas ocurran. Con retrospectiva puede analizarse con detalle y determinar las causas que abocaron a una situación determinada, sin embargo el mismo sistema no actuará necesariamente de la misma manera la próxima vez.

-No-linealidad. Las relaciones de causa-efecto en un sistema complejo no son lineales, esto es, los cambios no tienen por qué ser proporcionales a sus consecuencias. Esto fue lo que descubrió el meteorólogo Edward Lorenz al advertir la “sensibilidad a las condiciones iniciales” de los sistemas complejos: “el aleteo de un mariposa en Río puede provocar una tormenta en Kansas” [Lorenz 1993].

-Estructuras, procesos y patrones. Los sistemas complejos pueden ser descritos a través de estos tres elementos, muy interconectados entre sí. Cualquier cambio deseable en un sistema complejo debe tener en cuenta los tres espacios, de manera que para cambiar, por ejemplo, la estructura de los programas de formación en un determinado colectivo, deberá ser integrado en todo el proceso en el cuál se vayan a dar dichos programas, y alineado con los patrones de conducta (valores, creencias, miedos,…) de las personas a las que vaya dirigido.

-Cambio y adaptación constante. Los sistemas complejos se caracterizan por estar en continuo proceso de regeneración y cambio, no existe un estado duradero y estable. Esta falta de estabilidad se presenta como una adversidad ante los tradicionales métodos de planificación basados en una extrapolación del presente.

-La capacidad de adaptación es clave. Teniendo en cuenta las propiedades de los sistemas complejos descritas hasta ahora, los cometidos de cambio a realizar en estos sistemas deben ser diseñados en co-evolución con el entorno en el que se sitúan.

En general, existe cierta lejanía entre los propósitos de la complejidad y la realidad que acontece en las organizaciones sanitarias, sin embargo esto no quiere decir que haya que echar por tierra todo lo aprendido hasta ahora. Cada uno de los aspectos relacionados con la gestión de las personas no es necesariamente complejo, en esos casos algunos principios que forman parte de la experiencia del pasado pueden valer para aplicarlos en condiciones de baja incertidumbre. Para acercarse a la cuestión de los problemas complejos, Hargadon y Plsek, nos ofrecen una serie de recomendaciones en la gestión de las personas en el ámbito de la salud:

- El diseño de puestos debe ser acorde con aquello que las personas quieren hacer. Todo el mundo requiere en cierta medida algo de control e influencia sobre su trabajo, reconocimiento, sensación de consecución,… que deben ser tenidos en cuenta a la hora de determinar lo que hay que hacer.

- Se deben considerar aspectos del ámbito local, social, ambiental,… del entorno que pueden tener gran influencia en las personas ocupadas.

- El desarrollo de las personas pasa por establecer programas basados en la flexibilidad y la adaptabilidad constante.

- La importancia del contexto local debe ser tenida en cuenta. No sirve simplemente copiar lo que ha funcionado en otro lugar e implementarlo como propio. Dado que los sistemas complejos están en continua evolución, cada uno tiene una historia diferente y por ende, un contexto propio y único.

-Los cambios deben ser integrados a diferentes escalas: a nivel educativo, organizativo y legislativo.

- Los distintos métodos utilizados en la gestión de las personas deben ser observados desde las lentes de la complejidad, dejando a un lado los enfoques reduccionistas, lineales que bloquean la organización.


En conclusión, la problemática de la gestión de recursos humanos en el sistema sanitario es, en general, una problemática compleja, y como tal debe ser gestionada, lo que implica un cambio profundo en la manera de hacer las cosas. Parafraseando a Einstein, no podemos resolver un problema actual usando modelos mentales creados en el pasado. Las ciencias de la complejidad pueden servirnos de marco para conseguir ese reto.


Estibaliz Hernandez

Referencia bibliográfica:

“Complexity and Health Wordkforce Issues”. Judy Hargadon y Paul Plsek, Global Health Trust, A Joint Learning Initiative, mayo de 2004.













viernes, junio 10, 2005

Edgar Morin: La epistemología de la complejidad

Se puede comer sin conocer las leyes de la digestión, respirar sin conocer las leyes de la respiración, se puede pensar sin conocer las leyes de la ni la naturaleza del pensamiento, se puede conocer sin conocer el conocimiento. Pero mientras que la asfixia y la intoxicación se dejan sentir inmediatamente como tales en la respiración y en la digestión, lo propio del error o la ilusión es no manifestarse como error o ilusión.

Sólo al describir el error y la ilusión que han sido impuestos como verdades, procura conocerse. Tenemos una necesidad vital de situar, reflexionar, reinterrogar nuestro conocimiento, conocer las condiciones, posibilidades y límites de sus aptitudes para alcanzar la verdad a la que tiende.
Para ello debemos enfrentarnos a esta paradoja clave: el operador del conocimiento debe ser al mismo tiempo objeto del conocimiento.

Las teorías de la complejidad a las que se ven abocadas no pocas disciplinas, tanto en la ciencias físicas como en las biológicas, las matemáticas o las ciencias socioculturales, están apuntando a un trasfondo en el que se construye una nueva epistemología: la epistemología de la complejidad. ¿Cómo entenderla?

La epistemología compleja

La epistemología compleja que, en última instancia, es aproximadamente de la misma naturaleza que el problema del conocimiento del conocimiento. Continúa cuestiones de lo que he dicho, pero sobrepasándolas, englobándolas. ¿Cómo concebir ese conocimiento del conocimiento?
Podemos decir que el problema del conocimiento científico podía plantearse a dos niveles. Estaba el nivel que podríamos llamar empírico, y el conocimiento científico, gracias a las verificaciones mediante observaciones y experimentaciones múltiples, extrae datos objetivos y, sobre estos datos objetivos, induce teorías que, se pensaba, "reflejaban" lo real. En un segundo nivel, esas teorías se fundaban sobre la coherencia lógica y así fundaban su verdad los sistemas de ideas. Teníamos, pues, dos tronos, el trono de la realidad empírica y el trono de la verdad lógica, de este modo se controlaba el conocimiento. Los principios de la epistemología compleja son más complejos: no hay un trono; no hay dos tronos; en modo alguno hay trono. Existen instancias que permiten controlar los conocimientos; cada una es necesaria; cada una es insuficiente.

La primera instancia, es el espíritu. ¿Qué es el espíritu? El espíritu es la actividad de algo, de un órgano llamado cerebro. La complejidad consiste en no reducir ni el espíritu al cerebro, ni el cerebro al espíritu. El cerebro, evidentemente, es un órgano que podemos analizar, estudiar, pero que nombramos tal cual por la actividad del espíritu.

Dicho de otro modo, tenemos algo que podemos llamar el espíritu-cerebro ligado y recursivo puesto que uno coproduce al otro de alguna manera. Pero de todas formas, este espíritu-cerebro ha surgido a partir de una evolución biológica, vía la hominización, hasta el homo llamado sapiens. Por lo tanto, la problemática del conocimiento debe absolutamente integrar, cada vez que ellas aparecen, las adquisiciones fundamentales de la bio-antropología del conocimiento. Y ¿cuáles son esas adquisiciones fundamentales?

La primera adquisición fundamental es que nuestra máquina cerebral es hiper-compleja. El cerebro es uno y múltiple. La menor palabra, la menor percepción, la menor representación ponen en juego, en acción y en conexión miríadas de neuronas y múltiples estratos o sectores del cerebro. Éste es bihemisférico; y su funcionamiento favorable acontece en la complementariedad y en el antagonismo entre un hemisferio izquierdo más polarizado sobre la abstracción y el análisis, y un hemisferio derecho más polarizado sobre la aprehensión global y lo concreto. El cerebro es hipercomplejo igualmente en el sentido en que es "triúnico", según la expresión de Mac Lean. Porta en sí, no como la Trinidad tres personas en una, sino tres cerebros en uno, el cerebro reptiliano (celo, agresión), el cerebro mamífero (afectividad), el neocórtex humano (inteligencia lógica y conceptual), sin que haya predominancia de uno sobre otro. Al contrario, hay antagonismo entre esas tres instancias, y a veces, a menudo, es la pulsión quien gobierna la razón. Pero también, en y por ese desequilibrio, surge la imaginación.

Lo más importante quizás en la bio-antropología del conocimiento nos retorna a las críticas kantianas, en mi opinión ineludibles; efectivamente, se ha descubierto mediante medios nuevos de observación y de experimentación lo que Kant descubrió mediante procedimientos intelectuales y reflexivos. Nuestro cerebro está en una caja negra que es el cráneo, no tiene comunicación directa con el universo. Esa comunicación se efectúa indirectamente vía la red nerviosa a partir de las terminales sensoriales. ¿Qué es lo que llega a nuestra retina, por ejemplo? Son estímulos, que en nuestro lenguaje actual llamamos fotones, que van a impresionar la retina y esos mensajes van a ser analizados por células especializadas, después transcritos en un código binario el cual va a llegar a nuestro cerebro donde, de nuevo, van, según procesos que no conocemos, a traducirse en representación. Es la ruina de la concepción del conocimiento-reflejo.

Nuestras visiones del mundo son traducciones del mundo. Traducimos la realidad en representaciones, nociones, ideas, después en teorías. Desde ahora está experimentalmente demostrado que no existe diferencia intrínseca alguna entre la alucinación y la percepción. Podemos efectuar determinados estímulos sobre determinadas zonas del cerebro y hacer revivir impresiones, recuerdos con una fuerza alucinatoria sentida como percepción. Dicho de otro modo, lo que diferencia la percepción de la alucinación es únicamente la intercomunicación humana. Y quizás ni eso, pues hay casos de alucinación colectiva. A menos que se admita la realidad de la aparición de Fátima, es cierto que miles de personas, que una muchedumbre, pueden producir una misma alucinación.

Así, del examen bio-antropológico del conocimiento se desprende un principio de incertidumbre fundamental; existe siempre una relación incierta entre nuestro espíritu y el universo exterior. Sólo podemos traducir su lenguaje desconocido atribuyéndole y adaptándole nuestro lenguaje. Así, hemos llamado "luz" a lo que nos permite ver, y entendemos hoy por luz un flujo de fotones que bombardean nuestras retinas. Es ya hora de que la epistemología compleja reintegre un personaje que ha ignorado totalmente, es decir, el hombre en tanto que ser bio-antropológico que tiene un cerebro. Debemos concebir que lo que permite el conocimiento es al mismo tiempo lo que lo limita. Imponemos al mundo categorías que nos permiten captar el universo de los fenómenos. Así, conocemos realidades, pero nadie puede pretender conocer La Realidad con "L" y "R".

No hay sólo condiciones bio-antropológicas del conocimiento. Existen, correlativamente, condiciones socioculturales de producción de todo conocimiento, incluido el científico. Estamos en los comienzos balbucientes de la sociología del conocimiento. Una de sus enfermedades infantiles es reducir todo conocimiento, incluido el científico, únicamente a su enraizamiento sociocultural; ahora bien, desgraciadamente, no se puede hacer del conocimiento científico unaideología del mismo tipo que las ideologías políticas, aunque -y volveré sobre ello- toda teoría sea una ideología, es decir construcción, sistema de ideas, y aunque todo sistema de ideas dependa a la vez de capacidades propias al cerebro, de condiciones socioculturales, de la problemática del lenguaje. En ese sentido, una teoría científica comporta inevitablemente un carácter ideológico. Existen siempre postulados metafísicos ocultos en y bajo la actividad teórica (Popper, Holton).
Pero la ciencia establece un diálogo crítico con la realidad, diálogo que la distingue de otras actividades cognitivas.

Por otro lado, la sociología del conocimiento está aún poco desarrollada y comporta en ella una paradoja fundamental; sería necesario que la sociología fuese más potente que la ciencia que estudia para poderla tratar de modo plenamente científico; ahora bien, desgraciadamente la sociología es científicamente menos potente que la ciencia que examina. Eso quiere decir evidentemente que es necesario desarrollar la sociología del conocimiento. Existen estudios interesantes, pero muy limitados, que son estudios de sociología de los laboratorios; ponen de manifiesto que un laboratorio es un micro-medio humano donde bullen ambiciones, celos, rivalidades, modas... Se dudaba un poco de ello. Es cierto que esto resumerge la actividad científica en la vida social y cultural; pero no se trata sólo de eso. Hay mucho más que hacer desde el punto de vista de la sociología de la cultura, de la sociología de la intelligentsia (Mannheim). Hay todo un dominio extremamente fecundo por prospectar. A este nivel es preciso desarrollar una socio-historia del conocimiento, incluida en ella la historia del conocimiento científico. Acabamos de ver que toda teoría cognitiva, incluida la científica, es coproducida por el espíritu humano y por una realidad sociocultural. Eso no basta.

Es necesario también considerar los sistemas de ideas como realidades de un tipo particular, dotadas de una determinada autonomía "objetiva" en relación a los espíritus que las nutren y se nutren de ellas. Es necesario, pues, ver el mundo de las ideas, no sólo como un producto de la sociedad solamente o un producto del espíritu, sino ver también que el producto tiene, en el dominio complejo, siempre una autonomía relativa. Es el famoso problema de la superestructura ideológica que ha atormentado a generaciones de marxistas, porque, evidentemente, el marxismo sumario y cerrado hacía de la superestructura un puro producto de las infraestructuras, pero el marxismo complejo y dialéctico, comenzando por Marx, percibía que una ideología retroactuaba, evidentemente, y jugaba su papel en el proceso histórico. Es necesario ir todavía más lejos. Marx creyó volver a poner la dialéctica sobre los pies subordinando el papel de las ideas. Pero la dialéctica no tiene cabeza ni pies. Es rotativa.

A partir del momento en que se toma en serio la idea de recursión organizacional, los productos son necesarios para la producción de los procesos. Las sociedades humanas, las sociedades arcaicas, tienen mitos fundacionales, mitos comunitarios, mitos sobre ancestros comunes, mitos que les explican su situación en el mundo. Ahora bien, esas sociedades sólo pueden consumarse en tanto que sociedades humanas si tienen ese ingrediente mitológico; el ingrediente mitológico es tan necesario como el ingrediente material. Puede decirse: no, por supuesto tenemos primeramente necesidad de comer y luego... los mitos, sí, ¡pero no tanto! Los mitos mantienen la comunidad, la identidad común que es un vínculo indispensable para las sociedades humanas. Forman parte de un conjunto en el que cada momento del proceso es capital a la producción del todo.

Dicho esto, quiero hablar del grado de autonomía de las ideas y tomaré dos ejemplos extremos; un ejemplo que me ha impresionado siempre resulta evidente en todas las religiones. Los dioses que son creados por las interacciones entre los espíritus de una comunidad de creyentes tienen una existencia plenamente real y plenamente objetiva; ellos no tienen ciertamente la misma objetividad que una mesa, que la caza; pero tienen una objetividad real en la medida en que se cree en ellos: son seres que viven por los creyentes y éstos operan con sus dioses un comercio, un intercambio de amor pagado con amor. Se les demanda ayuda o protección y, a cambio, se les dona ofrendas. Mejor aún: hay muchos cultos en los que los dioses aparecen, y lo que me ha fascinado siempre en la macumba es ese momento en el que llegan los dioses, los espíritus, que se apoderan de tal o cual persona, que bruscamente hablan por la boca del dios, hablan con la voz del dios, es decir que la existencia real de esos dioses es incontestable. Pero esos dioses no existirían sin los humanos que los protegen: ¡he aquí la restricción que es necesario hacer a su existencia! En el límite, esta mesa puede aún existir tras nuestra vida, nuestro aniquilamiento, aunque no tuviese ya la función de mesa; eso sería lo que continuaría su existencia. Pero los dioses morirían todos desde que cesásemos de existir. Entonces, ¡he ahí su tipo de existencia!

Del mismo modo, diría que las ideologías existen con mucha fuerza. ¡La idea trivial de que podemos morir por una idea es muy verdadera! Claro está, mantenemos una relación muy equívoca con la ideología. Una ideología, según la visión marxiana, es un instrumento que enmascara intereses particulares bajo ideales universales. Todo esto es verdad; pero la ideología no es solamente un instrumento; ella nos instrumentaliza. Somos poseídos por ella. Somos capaces de actuar por ella. Así pues, existe el problema de la autonomía relativa del mundo de las ideas y el problema de la organización del mundo de las ideas.

Hay necesidad de elaborar una ciencia nueva que sería indispensable para el conocimiento del conocimiento. Esa ciencia sería la noología, ciencia de las cosas del espíritu, de las entidades mitológicas y de los sistemas de ideas, entendidos en su organización y su modo de ser específico.
Los problemas fundamentales de la organización de los sistemas de ideas no resultan solamente de la lógica, existe también lo que llamo la paradigmatología. Ésta significa que los sistemas de ideas obedecen a algunos principios fundamentales que son principios de asociación o de exclusión que los controlan y comandan.

Así, por ejemplo, lo que podemos llamar el gran paradigma de Occidente, bien formulado por Descartes, ya citado, que consiste en la disyunción entre el objeto y el sujeto, la ciencia y la filosofía; es un paradigma que no sólo controla la ciencia, sino que controla la filosofía. Los filósofos admiten la disyunción con el conocimiento científico, tanto como los científicos la disyunción con la filosofía. He aquí, pues, un paradigma que controla tipos de pensamiento totalmente diferentes, incluso antagonistas, pero que le obedecen igualmente. Ahora bien, tomemos la naturaleza humana como ejemplo del paradigma. O bien el paradigma hace que esas dos nociones, las de naturaleza y hombre, estén asociadas, como ocurre de hecho en Rousseau, es decir que sólo se puede comprender lo humano en relación con la naturaleza. O bien, esas dos nociones están disjuntas, es decir que sólo puede comprenderse lo humano por exclusión de la naturaleza; éste es el punto de vista de la antropología cultural aún reinante.

Un paradigma complejo, por el contrario, puede comprender lo humano a la vez en asociación y en oposición con la naturaleza. Es Kuhn quien ha puesto de relieve fuertemente la importancia crucial de los paradigmas, aunque haya definido mal esa noción. Él la utiliza en el sentido vulgar anglosajón de "principio fundamental". Yo la empleo en un sentido intermedio entre su sentido lingüístico y su sentido kuhniano, es decir que ese principio fundamental se define por el tipo de relaciones que existen entre algunos conceptos maestros extremadamente limitados, pero cuyo tipo de relaciones controla todo el conjunto de los discursos, incluida la lógica de los discursos. Cuando digo lógica, es necesario ver que de hecho creemos en la lógica aristotélica; pero en ese tipo de discurso que es el discurso de nuestro conocimiento occidental, es la lógica aristotélica la que nos hace obedecer, sin saberlo, a ese paradigma de disyunción, de simplificación y de legislación soberana; y el mundo del paradigma es evidentemente algo muy importante que merece ser estudiado en sí mismo, pero a condición siempre de abrirlo sobre el conjunto de las condiciones socioculturales y de introducirlo en el corazón mismo de la idea de cultura. El paradigma que produce una cultura es al mismo tiempo el paradigma que reproduce esa cultura. Hoy, el principio de disyunción, de distinción, de asociación, de oposición que gobierna la ciencia no solamente controla las teorías, sino que al mismo tiempo comanda la organización tecno-burocrática de la sociedad. Esa división, esa hiperdivisión del trabajo científico aparece de un lado, evidentemente, como una especie de necesidad de desarrollo intrínseco, porque desde que una organización compleja se desarrolla, el trabajo se especializa mientras que las tareas se multiplican para llegar a una riqueza más compleja. Pero ese proceso, no solamente es paralelo, sino que está ligado al proceso de la división del trabajo social, al proceso de la heterogeneización de tareas, al proceso de la no-comunicación, de la parcelación, de la fragmentación de las actividades humanas en nuestra sociedad industrial; resulta evidente que hay en ello una relación muy profunda entre el modo como organizamos el conocimiento y el modo como la sociedad se organiza. La ausencia de complejidad en las teorías científicas, políticas y mitológicas está ella misma ligada a una determinada carencia de complejidad en la organización social misma, es decir, que el problema de lo paradigmático es extremamente profundo porque remite a algo muy profundo en la organización social, que no es evidente en principio; remite a algo muy profundo, sin duda, en la organización del espíritu y del mundo noológico.

A modo de conclusión

Concluyo: ¿qué sería una epistemología compleja?

No es la existencia de una instancia soberana que sería el Señor epistemólogo controlando de modo irreductible e irremediable todo saber; no hay trono soberano. Hay una pluralidad de instancias. Cada una de esas instancias es decisiva; cada una es insuficiente. Cada una de esas instancias comporta su principio de incertidumbre. He hablado del principio de incertidumbre de la bioantropología del conocimiento. Es necesario también hablar del principio de incertidumbre de la sociología del conocimiento; una sociedad produce una ideología, una idea; pero eso no es signo de que ella sea verdadera o falsa. Por ejemplo, en la época en que Laurent Casanova (es un recuerdo personal) estigmatizaba al existencialismo sartriano diciendo de éste: "Es la expresión de la pequeña burguesía laminada entre el proletariado y la burguesía", el desafortunado Sartre decía: "Sí, quizás; es verdad; pero eso no quiere decir, sin embargo, que el existencialismo sea verdadero o falso". Del mismo modo, las conclusiones "sociológicas" de Lucien Goldmann sobre Pascal, incluso si ellas están fundadas, no afectan a los Pensées.

Lucien Goldmann decía: "La ideología de Pascal y de Port-Royal es la ideología de la nobleza de toga laminada entre la monarquía y la burguesía ascendente". Quizás, pero ¿es que la angustia de Pascal ante los dos infinitos puede reducirse al drama de la nobleza de toga que va a perder su toga? No está tan claro.

Dicho de otro modo: incluso las condiciones más singulares, las más localizadas, las más particulares, las más históricas de la emergencia de una idea, de una teoría, no son prueba de su veracidad -claro está- ni tampoco de su falsedad. Dicho de otro modo, hay un principio de incertidumbre en el fondo de la verdad. Es el problema de la epistemología; es el problema de la dialéctica; es el problema de la verdad. Pero también aquí la verdad se escapa; y también aquí el día en que se haya constituido una facultad de noología, con su departamento de paradigmatología, ese no será el lugar central desde donde se podría promulgar la verdad.

Hay un principio de incertidumbre y, como decía hace un instante, hay un principio de incertidumbre en el corazón mismo de la lógica. No hay incertidumbre en el silogismo; pero en el momento del ensamblaje en un sistema de ideas, hay un principio de incertidumbre.

Así, hay un principio de incertidumbre en el examen de cada instancia constitutiva del conocimiento. Y el problema de la epistemología es hacer comunicar esas instancias separadas; es, de alguna manera, hacer el circuito. No quiero decir que cada uno deba pasar su tiempo leyendo, informándose sobre todos los dominios. ¡No! Pero lo que digo es que si se plantea el problema del conocimiento, y por tanto el problema del conocimiento del conocimiento, estamos obligados a concebir los problemas que acabo de enumerar. Son ineluctables; y no porque sea muy difícil informarse, conocer, verificar, etc., hay que eliminar esos problemas. Es necesario, en efecto, darse cuenta de que es muy difícil y que no es una tarea individual; es una tarea que necesitaría el encuentro, el intercambio, entre todos los investigadores y universitarios que trabajan en dominios disjuntos, y que se encierran, por desgracia, como ostras cuando se les solicita. Al mismo tiempo, debemos saber que no hay más privilegios, más tronos, más soberanías epistemológicas; los resultados de las ciencias del cerebro, del espíritu, de las ciencias sociales, de la historia de las ideas, etc., deben retroactuar sobre el estudio de los principios que determinan tales resultados. El problema no es que cada uno pierda su competencia. Es que la desarrolle bastante para articularla con otras competencias, las cuales, encadenadas, formarían un bucle completo y dinámico, el bucle del conocimiento del conocimiento. Esta es la problemática de la epistemología compleja y no la llave maestra de la complejidad, de la que lo propio, desgraciadamente, es que no facilita llave maestra alguna.

Extraído de "L'intelligence de la complexité" de Edgar Morin, editado por L'Harmattan, París, 1999. Traducción de José Luis Solana Ruiz y de "El método 3. El conocimiento del conocimiento" de Edgar Morin. Ediciones Cátedra 4ª edición 2002

martes, mayo 31, 2005

La Innovación como Sistema Adaptativo Complejo


Los autores tratan de presentar un modelo de innovación basado en las características de la evolución de los seres vivos y de los Sistemas Adaptativos Complejos.

Para ello, en primer lugar realizan un pequeño repaso de lo que se entiende por Sistemas Adaptativos Complejos (CAS) y cuáles son sus características más significativas. Posteriormente, se centrarán en explicar el concepto de “Innovación-semilla”, en la cual la innovación juega el papel central de crear un nuevo ámbito de negocio; para finalmente presentarnos su modelo para la creación de un proceso de innovación., que se basa fundamentalmente en las interacciones entre los agentes intervinientes en un sistema predeterminado.

Por último, y como ejemplo práctico de la tesis sobre la innovación-semilla, los autores presentan las experiencia de dos empresas japonesas: Shimadzu y NEC. En ambos casos la interacción entre las personas envueltas en procesos de I+D empresarial daban como resultado el origen de una innovación-semilla, o dicho de otra forma, de una innovación con potencialidad para generar una nuevo negocio. En el caso de Shimadzu esta oportunidad de crear un nuevo negocio fue desaprovechada ante los recelos de la empresa en compartir su innovación con otros agentes capaces de traccionar el asalto al mercado; no fue así en cambio, en el caso de NEC, que supo encontrar un grupo de empresas colaboradoras externas que les ayudadó a poner en el mercado la innovación desarrollada.



Ishimatsu, H. y Sugasawa, Y., son profesores de la Nihon University, mientras que Sakurai, K. es profesor de la Yokohama National University.

Los autores tratan de presentar un modelo de innovación basado en las características evolutivas de los seres vivos y de los Sistemas Adaptativos Complejos. Dejan constancia, asimismo, de las dificultades en la aplicación de los Sistemas Complejos a actividades de carácter social, como pudieran ser la economía o la política, que son sistemas complejos en sí mismos al estar en ellos implícita una gran cantidad de agentes que tratan de adaptarse al entorno para su supervivencia.

Por otro lado, también consideran los procesos de I+D como Sistemas Adaptativos Complejos, con la esperanza de que en algún momento, bajo el prisma de los CAS, se consigan hacer más eficientes las actividades de Investigación y Desarrollo.

Para ello, en primer lugar realizarán un pequeño repaso de lo que se entiende por Sistemas Adaptativos Complejos (CAS) y cuáles son sus 3 características más significativas.
Los autores parten de una definición de Sistemas Adaptativos Complejos (CAS) como sistemas que contienen agentes que buscan adaptarse a los cambios externos. Entienden además, que esta complejidad no puede ser eliminada, pero que puede aprovecharse si se consigue entender la dinámica del sistema.

Tomando como referencia a Axelrod R. [1] , los autores describen tres características fundamentales de los Sistemas Adaptativos Complejos:

1. La Variación: se entiende como fuente de evolución y como elemento que hace a los sistemas ser dinámicos. Desde una perspectiva de evolución biológica, la Variación surge de la Reproducción y la Mutación. La Reproducción se entiende como una mezcla de elementos vivos que son vencedores en términos de supervivencia; mientras que la Mutación es un cambio en un sistema producido por azar, dando lugar a unos nuevos rasgos que pueden ser heredados.

2. La Interacción: la interacción de unos agentes con otros da lugar a cambios en sus estrategias con el fin de adaptarse mejor al mundo exterior. La interacción es posiblemente la característica de relación entre agentes más importante.

3. La Selección: se seleccionan aquellas estrategias de los agentes que no se pueden adaptar bien al mundo externo. Esto significa que las estrategias evolucionan para lograr una mejor adaptación al mundo real.

Tras conocer las 3 características fundamentales de los Sistemas Adaptativos Complejos, los autores se centrarán en explicar el concepto de “Innovación-semilla”, en la cual la innovación juega el papel central de crear un nuevo ámbito de negocio. Siguen planteando la analogía entre la innovación y la biología, ya que creen que las personas son bastante receptivas a la misma.
Como ejemplo hablan del uso de la palabra “incubadora” como descripción del proceso en el que se destina tiempo y dinero al desarrollo de nuevas ideas y tecnologías con propósitos comerciales. Cada compañía por lo tanto, trata de adaptar sus propias ideas y tecnologías a lo que el mercado demanda; desde esta perspectiva, los autores entienden que la innovación también puede ser entendida como un Sistema Adaptativo Complejo, y lanzan su concepto de “Innovación-semilla”, como idea o tecnología inmadura en un estado primario de innovación.
Siguiendo con la analogía de evolución biológica, los autores dividen la “Innovación-semilla” en dos aspectos:

a) La Reproducción: la “Innovación-semilla” del tipo reproductivo puede entenderse como el resultado de la interacción entre ideas, nociones, conceptos, tecnologías, etc. que las personas ya poseen, sería hasta cierto punto predecible y estimulada por un entorno de libre discusión, organigramas planos, diversidad de background cultural y académico de los empleados y movilización de los recursos humanos

b) La Mutación: la “Innovación-semilla” basada en la mutación, se sustenta en los descubrimientos accidentales o en resultados no intencionados, es por tanto impredecible y estimulada por entornos tolerantes al fracaso, con estilos ejecutivos de prueba y error y aproximaciones heurísticas.


Conviene hacer hincapié en que en el caso de la “Innovación-semilla” reproductiva, existen una serie de patrones que pueden ayudar a su predicción, algo imposible en la “Innovación-semilla” basada en la mutación, que es totalmente impredecible.

Los autores sostienen que debido a la naturaleza de Sistema Adaptativo Complejo de la “Innovación-semilla”, es posible estimularla a través de los factores de estimulación ambiental citados. El objetivo más importante de los directores de I+D será por lo tanto, equilibrar apropiadamente el intercambio entre los dos tipos de “Innovación-semilla” en sus respectivas empresas.

Como colofón, los autores nos presentan su modelo para creación de un proceso de innovación., que se basa fundamentalmente en las interacciones entre los agentes intervinientes en un sistema predeterminado. Básicamente el modelo se centra en desarrollar la idea de “Innovación semilla” reproductiva e “Innovación semilla” a través de mutación, en un entrono en el que se desarrollan varias interacciones. Estas interacciones serán las que facilitarán la generación de nuevas “Innovaciones-semilla” cercanas a lo que el mercado demanda.

Se destacan tres figuras fundamentales para el completo desarrollo del modelo de creación de un procesos de innovación:

1) Serendipia: denominan así a las “innovaciones-semilla” basadas en las mutaciones que logran convertirse en una innovación exitosa real.

2) Gatekeeper: es la figura que actúa de puente entre el mundo interno de la empresa y el externo a la misma. Juega un papel muy relevante a la hora de intercambiar conocimiento con el resto de los agentes externos, evitando que la empresa quede aislada.

3) Decision-maker: es la figura clave que tiene en sus manos la asignación de recursos para que una “Innovación-semilla” pueda crecer hasta convertirse en una innovación real en el mercado.


La siguiente ilustración, muestra el modelo de los autores para la creación de un proceso de innovación:






Por último, y como ejemplo práctico de la tesis sobre la innovación-semilla, los autores presentan las experiencia de dos empresas japonesas: Shimadzu y NEC. En ambos casos la interacción entre las personas envueltas en procesos de I+D empresarial daban como resultado el origen de una innovación-semilla, o dicho de otra forma, de una innovación con potencialidad para generar una nuevo negocio. En el caso de Shimadzu esta oportunidad de crear un nuevo negocio fue desaprovechada ante los recelos de la empresa en compartir su innovación con otros agentes capaces de traccionar el asalto al mercado; no fue así sin embargo en el caso de NEC, que supo encontrar un grupo de empresas colaboradoras externos que les ayudaran a poner en el mercado la innovación desarrollada.



IÑIGO URKIDI

[1] Axelrod, R. y M.D. Cohen (2000) Harnessing Complexity, New York: Basic Books

Referencia bibliográfica:

Ishimatsu, H., Sugasawa, Y., Sakurai, K. (2004), Understanding innovation as a complex adaptive system : case studies from Shimadzu and NEC. Pacific Economic Review, 9: 4 pp.371-376
http://ideas.repec.org/a/bla/pacecr/v9y2004i4p371-376.html

lunes, mayo 23, 2005

COMPLEJIDAD Y GESTIÓN SANITARIA, 2º seminario internacional


COMPLEJIDAD Y GESTIÓN SANITARIA

2º seminario internacional

10 de Junio 2005

Auditorio del Parque Tecnológico

C/ Mikeletegi, 53

Donostia-San Sebastián


Este segundo seminario internacional que organiza O+berri, Instituto Vasco de Innovación Sanitaria presenta un panorama general de las aportaciones que la teoría de la complejidad está haciendo a la nueva economía, la gestión y organización de empresas e instituciones y, por otra parte, las investigaciones más importantes que están desarrollando otros sistemas sanitarios desde esta perspectiva.

La inscripción es gratuita, aunque las plazas son limitadas por el aforo del local. Para inscribirse al seminario sólo debe enviar un mensaje a complejidad@bioef.org indicándonos su nombre y apellidos y e-mail de contacto.

Descargas: (requiere Adobe Reader)

· PROGRAMA

sábado, mayo 21, 2005

Interdisciplinariedad y complejidad: una relación en evolución



El estudio de la interdisciplinariedad se ha definido como “el proceso de dar respuestas a preguntas, resolver o enfrentarse a problemas que son demasiado amplios o complejos como para poder ser resueltos por una disciplina o profesión”. Desde este punto de vista, parece que la interdisciplinariedad guarda una relación muy estrecha con la complejidad. La interdisciplinariedad, al igual que la complejidad, asume un enfoque de análisis en el que es necesario integrar las diferentes perspectivas que forman parte de un fenómeno, de un problema, de un “todo”. Intuitivamente, incluso parece que “todo lo interdisciplinario es complejo pero no todo lo complejo es necesariamente interdisciplinario”.

Para profundizar sobre estas cuestiones, el artículo de esta semana se presenta bajo el título “Interdisciplinarity and complexity: an evolving relationship” de Julie Thompson Klein. La autora analiza el vínculo entre interdisciplinariedad y complejidad y proporciona argumentos interesantes acerca de cómo ambos conceptos conviven y se complementan.




La complejidad y la interdisciplinariedad

A pesar de que los conceptos que sustentan la complejidad y la interdisciplinariedad (conocimiento profundo y general, integración y síntesis) son muy antiguos, tanto interdisciplinariedad como complejidad son ideas relativamente nuevas. Los primeros indicios del concepto de interdisciplinariedad datan de las primeras décadas del siglo XX, de la época de la investigación científica en el campo social y de los movimientos en pro de la educación general. Los precedentes de la idea de complejidad se remontan al inicio del siglo XX, en disciplinas tales como la biología y la filosofía, si bien la nueva ciencia de la complejidad se ha desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Sin duda alguna, en las últimas décadas, las dos ideas se han ido vinculando cada vez más.

El nexo de unión entre las dos ideas ya se hacía evidente en las primeras conceptualizaciones sobre interdisciplinariedad. En la primera conferencia internacional sobre interdisciplinariedad en los años 70, uno de los ponentes hacía una llamada en busca de un nuevo enfoque capaz de promover criterios para afrontar “situaciones dinámicamente cambiantes y complejas”. Una década más tarde, Smirnov identificó la “interdisciplinariedad de los sistemas complejos” como una de las principales formas ontológicas de desarrollo interdisciplinario de la ciencia moderna. Smirnov confió en que el descubrimiento de nexos y reglas en la formación y organización de sistemas, entre sus diversos departamentos, partes y elementos mantendría la promesa de elaborar una estructura teorética común.

A medida de que la nueva ciencia de la complejidad se ha ido desarrollando, la complejidad se ha convertido en una palabra clave en los debates sobre la interdisciplinariedad. Así, Klein y Newell definen el estudio de la interdisciplinariedad como “el proceso de dar respuestas a preguntas, resolver o enfrentarse a problemas que son demasiado amplios o complejos como para poder ser resueltos por una disciplina o profesión”. En esta misma línea, otros autores (Hübenthal, 1994) han expuesto que la colaboración interdisciplinaria es necesaria en tanto que los problemas son demasiado complejos como para poder ser valorados adecuadamente, y mucho menos poder resueltos, con el mero conocimiento de una única disciplina. Cornwell y Stoddard, por su parte, establecen que “las culturas, en sus interacciones continuamente cambiantes y sus complejidades, deben investigarse y enseñarse desde una perspectiva interdisciplinar”.

La complejidad y la interdisciplinariedad están relacionadas en una gran variedad de campos, desde los estudios literarios, física y biología, hasta la educación, política pública y medio ambiente y naturalmente, su punto de partida varía (la explosión de conocimiento, diversidad cultural, problemas sociales y tecnológicos, o conceptos multifacéticos tales como el cuerpo, la mente o la vida).



Interdisciplinariedad y transdisciplinariedad

Los problemas de las sociedades son cada vez más complejos e interdependientes. No se circunscriben a sectores o disciplinas determinadas, y no son predecibles. Son un fenómeno emergente en base a dinámicas no lineares. La “realidad” es un nexo de fenómenos interrelacionados que no puede reducirse a una única dimensión.

Según la autora, la necesidad de un enfoque que aborde los problemas complejos es evidente en aquellos ámbitos en los que se da interacción humana con los sistemas naturales, tales como la agricultura, ingeniería forestal, industria,…y en campos de gran desarrollo técnico, como la tecnología nuclear, biotecnología, genética,…El desarrollo económico, técnico y social también se relaciona con elementos de valor y cultura en el ámbito de la energía, sanidad y nutrición. En estos casos, aparece la interdisciplinariedad como solución, si bien el enfoque de los primeros años difiere de los nuevos enfoques transdisciplinarios.

La historia de la investigación bajo un enfoque interdisciplinario de resolución de problemas se remonta a los años 40, en el área de la agricultura y defensa. En los años 70, las naciones industrializadas asignaron una cantidad considerable de recursos a la investigación multi e interdisciplinar en áreas de gran competencia económica, especialmente en ingeniería y producción, informática, biotecnología y medicina. En esta época ya se reconocía la necesidad de un enfoque interdisciplinario a la hora de enfrentarse a problemas complejos, pero siempre bajo las premisas de la búsqueda de progreso y crecimiento.

Paralelamente, emergió un discurso de resolución transdisciplinar de problemas. El nuevo discurso venía a llenar el vacío histórico entre las llamadas a la interdisciplinariedad y a la orientación a la solución de problemas, por un lado, y a una política práctica y disciplinaria de apoyo a las ciencias naturales y la tecnología, por otro. El nuevo enfoque se centra en la investigación orientada al problema y a la búsqueda de soluciones, pero incorporando planteamientos participativos. Hay cinco frases clave asociadas a la transdisciplinariedad: orientación a los problemas, ir más allá de la disciplinariedad, orientación a la práctica, participación y orientación al proceso. Este nuevo discurso comparte una serie de supuestos con la noción de “ciencia postnormal” de Funtowicz y Ravetz (1991): supone la liberación de los supuestos reduccionistas y mecanicistas sobre el modo en el que se relacionan las cosas y funcionan los sistemas y la liberación de la expectativa de que la ciencia proporciona estimaciones finales, precisas y ciertas. Del mismo modo, la ciencia postnormal está asociada a problemas no estructurados, problemas provocados por complejas relaciones causa-efecto.


Los dominios del problema

Muchos de los problemas que los profesionales tienen que afrontar no son simples ni se pueden predecir. Son únicos y complejos. Al surgir de ámbitos caracterizados por la turbulencia y la incertidumbre, los problemas complejos son típicamente ambiguos, multidimensionales, inestables y abiertos. Caracterizados como “malvados” y “desordenados”, resisten la domesticación, limitación o gestión por métodos tradicionales de resolución de problemas. Como resultado, el arte de ser un profesional se está convirtiendo en el arte de gestionar la complejidad. Hoy en día, hay más herramientas de gestión que nunca. Existen métodos analíticos sofisticados y programas informáticos que hacen posible el manejo de ingente cantidad de información y la modelización y la predicción a larga escala. Sin embargo, los problemas complejos no pueden resolverse con la mera utilización de nuevas herramientas y nueva información o introduciendo nuevas variables a los modelos de decisión predefinidos. La resolución de los problemas complejos no es un asunto de “libro” sino que está en “zonas indeterminadas de práctica” y en “el fango de los problemas importantes y de la investigación no rigurosa”. No se resuelven de una vez para siempre, sino que deben ser gestionados continuamente.

La industria aeroespacial es uno de los muchos contextos en los que se desarrolla el pensamiento de los sistemas complejos. La “relación binomial” de la complejidad y la estructura transdisciplinar del conocimiento descansa en las interacciones entre el inconmensurable número de procesos o fenómenos que pueden tener lugar y la reestructuración cualitativa que provocan dichas interacciones. Las interacciones no lineares provocan la ruptura de la simetría. Cambian las dimensiones de descripción y se produce un cambio cualitativo en las variables y parámetros relevante para entender lo que realmente ocurre.

El análisis transdisciplinario introduce el elemento exploratorio/investigativo en el análisis de toma de decisiones, fomentando el desarrollo de diferentes opciones de respuesta. La lógica de las soluciones “óptimas” se sustituye por otros criterios alternativos, tales como el nivel de consenso que las opciones pueden conseguir, su viabilidad y las posibles contribuciones a la sostenibilidad global del sistema.

Teorizando sobre la interdisciplinariedad y la complejidad

La relación entre complejidad e interdisciplinariedad y la complejidad es un asunto de debate en los Estados Unidos. Newell propone que la complejidad necesita de la interdisciplinariedad. Añade que la propia naturaleza de los sistemas complejos proporciona un fundamento exhaustivo para el estudio de la interdisciplinariedad, unifica la aparente divergencia entre los distintos enfoques y ofrece una guía de criterios en cada uno de los pasos del proceso integrativo propio de la interdisciplinariedad. El objetivo último de cualquier investigación interdisciplinaria es conocer una porción del mundo modelizado por un sistema complejo determinado.

La autora del artículo, por su parte, ve la convergencia de la complejidad y la interdisciplinariedad como parte de un proceso cultural más amplio. Las clasificaciones epistemológicas tradicionales y los dominios del conocimiento se han vuelto más permeables y se ha producido un claro traspaso entre fronteras nacionales, políticas y culturales. Estos acontecimientos, junto con las tecnologías de la información, el transporte internacional de personas y mercancías, las nuevas redes relacionales, y las particularidades culturales han venido a caer bajo el concepto de un paraguas denominado “postmodernismo”. Una de las características del postmodernismo es precisamente el proceso de hibridación creciente de las categorías culturales, las identidades y las certezas previas. Las nuevas formas de interdependencia y cooperación llaman a una reconfiguración internacional. Todas las categorías culturales, las identidades y las certezas han sufrido de-diferenciación, de-aislamiento e hibridación. Los límites y las fronteras están en peligro.
Por último, la autora advierte sobre el riesgo de la utilización de las metáforas simplistas tradicionales, pues añaden confusión, y obstaculizan el entendimiento del conocimiento nuevo, las nuevas relaciones y las perspectivas no lineares y no-verticales que son multidimensionales y multidireccionales en esencia. La utilización de metáforas físicas y topológicas o arquitectónicas, por su parte, describen las relaciones entre los elementos que dan lugar a innovaciones y sus contextos (dimensiones, uniones, puntos de conexión, solapamientos, interconexiones, rupturas y palancas). Y podría añadirse… un set de Mandelbrot


Nuria Toro



“Interdisciplinarity and complexity: an evolving relationship". Julie Thompson Klein. ECO Special Double Issue. Vol. 6 N. 1-2 Fall 2004 pp. 2-10