martes, octubre 25, 2005

Implicaciones del caos en entornos inestables

















Las emergentes ciencias del caos y de la complejidad aportan luz a la comprensión del comportamiento de las organizaciones e instan a abandonar el tradicional “modus operandi” de la administración tradicional de corte mecanicista.

Este escrito se basa en un artículo escrito por la doctora Elena Olmedo de la Universidad de Sevilla, y de la profesora Ruth Mateos de Cabo, de la Universidad San Pablo CEU, en el que tratan precisamente de desgranar las implicaciones filosóficas y metodológicas que tiene el término complejidad en distintos ámbitos: en el paradigma de la ciencia, en el estudio de la economía y más concretamente, en la gestión empresarial.

Si bien sería interesante realizar una progresión en profundidad a lo largo de las tres áreas para entender de qué modo puede ser útil la visión que nos ofrece la complejidad y el caos a la hora de comprender el comportamiento de las organizaciones, en las siguientes líneas se resumen y explican básicamente las conclusiones que de ello se obtienen.


La Gestión Compleja


La evolución de los mercados, de las organizaciones, de los territorios, y del propio pensamiento científico pone de manifiesto la necesidad de adquirir una nueva aproximación a los fenómenos, una perspectiva alternativa, desde la cual los fenómenos no se rigen por una relación de causa-efecto, sino por un orden no-lineal. En las organizaciones, esto tiene algunas implicaciones, según las autoras “los modelos de gestión tecnócratas han de dejar, por lo tanto, paso a una gestión y control estratégicos en los que se asuman los valores de la nueva economía de la complejidad”.

La empresa que vive inmersa en esa nueva economía de la complejidad, es una organización con una alta capacidad de aprendizaje y flexibilidad, que se centra en establecer nuevos modelos organizativos que permitan “crear futuro” más que dedicar recursos a analizar el entorno e intentar adaptarse a él. Así, las características esenciales de la gestión compleja de estas organizaciones se pueden concretar en las siguientes:

+ En entornos de innovación es necesario introducir nuevas tecnologías e invertir en intangibles, sobre todo en lo relacionado a la experiencia y a la capacidad profesional.


+ El éxito de la gestión basada en la complejidad, depende de la habilidad para conjugar por un lado, la gestión ordinaria y cotidiana de la actividad con la gestión no tan habitual del cambio estructural de la organización. Para ello, se debe tener en cuenta que:

  1. Todas las variables y el propio marco institucional de la organización, son endógenos.
  2. El “todo” es mayor que la suma de las partes.
  3. Los valores que comparten los elementos del sistema, se elevan a normas y reglas de juego.
  4. Teniendo en cuenta que los procesos de creación son evolutivos, el paso de un orden (local) a otro más complejo (global) da lugar a una inestabilidad de los procesos autoorganizativos y de evolución creativa.
  5. Dado que la evolución no es predecible, es importante contemplar el aprendizaje en grupo para anticipar, asumir y gestionar la inestabilidad.


+ Para facilitar la creatividad, los gestores han de asumir la incertidumbre y el riesgo en lugar de intentar controlarlos, y deben apoyar y facilitar la existencia de fuerzas opuestas y de opiniones divergentes. Esto permite estimular la organización, que ésta se renueve y se abra a la nueva información.


+ Los grupos se gestionan de forma autónoma. Esa autogestión se basa en la existencia de unos valores compartidos de lealtad y compromiso y el control interno del sistema se funda en unas especificaciones críticas que aseguran el comportamiento global del sistema.


+ La transparencia y el “buen gobierno” deben ser interiorizados como valores éticos para crear un entorno social en el que se reconozcan los beneficios que la innovación exige.


Orientaciones estratégicas


El enfoque de la complejidad implica asumir una forma de pensar en términos de sistemas completos, donde se cuestionan las formas de hacer y los modelos mentales tradicionales. Se debe desterrar la idea de empresa organizada en grupos formales, dirigidos de forma autocrática para dar paso a una organización fractal, donde se estimule la polivalencia del trabajador, y donde los grupos informales emerjan de forma natural y espontánea. La organización debe aprovechar la diversidad y las fuerzas opuestas que se crean en su seno, ya que son éstas precisamente el detonante de la creatividad y la innovación.

En conclusión, según las autoras “la gestión compleja supone el mantenimiento de opciones abiertas, enfatizando la generación de información y de adaptabilidad, todo ello en un contexto descentralizado y de organización fractal”.



Estíbaliz Hernández Eleno



Texto completo del artículo:

Implicaciones del caos determinista en la economía y la gestión empresarial. Ruth Mateos de Cabo y Elena Olmedo. Revista Encuentros Interdisciplinares, nº 11. Mayo-Agosto 2002.

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