El artículo "Organisational Values as "Attractors of Chaos": An Emerging Cultural Change to Manage Organisational Complexity" de Shimon L. Dolan, Salvador García, Samantha Diegoli y Alan Auerbach, presenta una muy interesante aproximación a los intentos, más o menos paradójicos, de gestionar sistemas complejos por definición impredecibles. Su propuesta de entender los valores organizacionales como los atractores extraños de las organizaciones adaptativas complejas, abre una innovadora y creativa línea de reflexión desde el rigor de la teoría de la complejidad y más allá de generalizaciones metafóricas.
"Las organizaciones empresariales son un excelente reflejo de lo que denominamos, tanto en física como en matemáticas, sistemas “caóticos”. Debido a que en el siglo XXI la cultura de la innovación será vital para la supervivencia organizacional, nuestra propuesta es ver las organizaciones desde el punto de vista de la “teoría de la complejidad”, ayudando a los líderes en la puesta a punto de filosofías directivas que proporcionen una gestión ordenada enfatizando en la estabilidad dentro de una cultura de caos organizado, ya que es en el “límite del caos” donde se da la mayor creatividad.
Se dice que las empresas del siglo XXI, consideradas como sistemas sociales caóticos, ya no serán gestionadas eficazmente por objetivos rígidos, Gestión por objetivos (GxO) ni por instrucciones explícitas, Gestión por instrucciones (GxI). Su capacidad para auto organizarse vendrá esencialmente de cómo sus miembros acepten una serie de valores o principios de acción, Gestión por valores (GxV).
La teoría de la Complejidad trata con sistemas que parecen tener una estructura compleja en cuanto a su evolución en el tiempo y el espacio se refiere, ocultando, a menudo, reglas de funcionamiento deterministicas y simples. El estado del caos que se auto-organiza, gracias a la aparición del “atractor extraño”, es la base ideal para la creatividad e innovación en la empresa. En este estado semi organizado del caos, sus miembros no se encuentran limitados a papeles reducidos, y gradualmente, desarrollan su capacidad para la diferenciación y las relaciones, creciendo continuamente hacia su máximo potencial, contribuyendo a la eficacia de la organización.
De esta manera, los valores actúan como organizadores o “atractores” del desorden, los cuales en la teoría del caos son ecuaciones representadas por configuraciones geométricas regulares que registran el comportamiento de los sistemas complejos a largo plazo. En las organizaciones empresariales (como en todo tipo de sistemas sociales) los principios de los comienzos acaban siendo, a largo plazo, los principios del final.
Un atractor es una representación modelo de los resultados conductuales de un sistema. El atractor no es una fuerza de atracción ni una presencia orientada hacia un objetivo en el sistema; simplemente muestra hacia dónde se dirige el sistema en base a sus patrones de movimiento.
Por lo tanto, en una cultura que cultiva o comparte valores de autonomía, responsabilidad, independencia, innovación, creatividad, y proacción, el riesgo de caos a corto plazo es compensado por un sentido de dirección a largo plazo. Una manera cautelosa de gestionar las complejidades internas y externas que actualmente están sufriendo las organizaciones es modificar su cultura dominante bajo los principios de la GxV."
"...La importancia del atractor extraño radica en que el caos, el cual resulta aparentemente imprevisible, puede ser determinado en ciertos aspectos. Esto es posible debido a que un atractor extraño tiene dos pautas de comportamiento:
Es determinístico porque define el comportamiento del sistema, en términos matemáticos, podríamos decir que el atractor marca el límite del sistema. La función del límite representa la situación en la que tiende a estar el sistema, acota sus posibilidades de evolución y determina estados que NO alcanzará el sistema.
Es caótico porque dicho comportamiento es, para cada momento, imprevisible; es imposible saber hacia dónde se mueve el sistema, dentro de esos límites, en cada momento.
Podemos ilustrar estos hechos aparentemente antagonistas mediante una representación gráfica que ilustra el estado geométrico final de un sistema caótico.
El área sombreada representa las posibilidades limitadas donde puede estar el sistema en cada momento, lo que marca el aspecto determinístico del atractor extraño. Podemos estar seguros de que, en cualquier momento, no podemos encontrar el sistema, en ningún otro lugar que, dentro de esta área. El área simboliza el conjunto de valores aceptados e incorporados por el sistema. Sin embargo, no podemos predecir exactamente dónde, dentro del área y en cada momento, se encuentra el sistema, y esto representa el aspecto caótico de este tipo de atractor.
Explica la pauta de conducta pero no propiamente la conducta.
Lo más importante a señalar es que la presencia de un “atractor extraño” que guía el comportamiento de un sistema es lo que marca la diferencia entre el caos y el azar. Una situación aleatoria es totalmente imprevisible, mientras que en una situación de caos, el conjunto de posibilidades de comportamiento futuras pueden ser predichas aproximadamente...
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