Algunas críticas –hasta cierto punto fundadas- vienen a destacar que el atractivo teórico de la ciencia de la complejidad en el ámbito de la gestión sanitaria se diluye por la escasa concreción práctica de la misma, hasta la fecha.
Es por ello necesario hacerse eco de aquellos estudios y publicaciones que implican aplicaciones prácticas de la teoría de la complejidad en el sector salud. Así, en “How Complexity Science Can Inform a Reflective Process for Improvement in Primary Care Practices” encontramos los resultados de la utilización de una metodología (MAP/RAP) de gestión del cambio desde la perspectiva de los Sistemas Adaptativos Complejos . El método RAP/MAP se está pilotando a través de una ensayo clínico aleatorizado llamado ULTRA que involucra a 60 equipos de Atención Primaria de los USA. Este proyecto de investigación se nutre de los estudios pioneros DOPC y STEP-UP.
Dejando al margen este breve recorrido histórico y la jungla de siglas que conlleva, juzgamos que las aportaciones fundamentales del estudio son las siguientes:
- Se acerca a la comprensión de la práctica profesional y de gestión en Atención Primaria desde la óptica de los Sistemas Adaptativos Complejos .
- Enfoca la metodología en la resolución de problemas cotidianos de la Atención Primaria (sobrecarga de trabajo, burnout, complejidad administrativa, implantación de guías de práctica clínica, etc.) “curiosamente” similares en la mayoría de sistemas de salud de países desarrollados.
- Reconoce los paralelismos entre el método RAP y los enfoques de mejora de la calidad mediante equipos que emplean el ciclo PDCA. Sin embargo, subraya las diferencias: así, no se trata de arreglar un “aspecto concreto que no funciona”, sino de mejorar el “funcionamiento global del sistema”. Dicho con una metáfora sanitaria, no se trataría de aliviar unos síntomas o de curar un episodio de enfermedad, sino de mantener la salud y de generar hábitos saludables en la organización. Para lograrlo, se cultiva la calidad de las interacciones entre las personas del equipo y respecto a sus pacientes, asimismo, se busca la generación de contextos que fertilicen el aprendizaje y la innovación.
En definitiva, los autores destacan la importancia de las relaciones entre profesionales para conseguir mejoras relevantes en la Atención Primaria. Obviamente, eso no es novedoso, lo que sí resulta innovador son los métodos que proponen y el armazón conceptual en el que apoyan su propuesta, el cual entronca con los postulados teóricos de la ciencia de la complejidad (Stuart Kauffman, entre otros muchos) y del aprendizaje organizativo (Peter Senge).
En Euskadi, contamos con experiencias que presentan interesantes paralelismos, como son la de Irizar S. Coop (“Un modelo basado en las personas”) en el ámbito industrial y el Proyecto Guneka en el seno de la Administración Educativa. Desde nuestra perspectiva, estas experiencias, tanto locales como internacionales, suponen una fuente de ideas y herramientas de mejora que pueden encajar de forma idónea en la cultura clínica y de gestión (Modelo EFQM, por ejemplo) de la Atención Primaria vasca y redundar en beneficio de pacientes, profesionales y gestores.
Roberto Nuño Solinís.
Novotec.
“How Complexity Science Can Inform a Reflective Process for Improvement in Primary Care Practices” , Christine K. Stroebel, M.P.H. et al. Journal on Quality and Patient Safety, Vol. 31, Nº 8, agosto de 2005.
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