martes, mayo 09, 2006

La toma de decisiones clínicas, la inevitable incertidumbre.


La investigación fidedigna y las auditorias son fundamentales para incrementar el conocimiento clínico y mejorar la prestación de servicios sanitarios. Los autores del editorial del Postgraduate Medical Journal 2002;78:319-321Clinical decision-making: coping with uncertainty, A F West, de los Servicios de Salud Mental del Niño y del Adolescente del Hospital de Wokingham en el Reino Unido y R R West de la Facultad de Medicina de la Universidad de Gales, nos señalan que existen límites para la información disponible en términos de calidad, fiabilidad y aplicabilidad. Más aún que por mucha información que seamos capaces de recoger existirá siempre un grado de incertidumbre en el momento de tomar decisiones clínicas con cada paciente individual.

Muchos reconocen que ha existido una explosión de información en los servicios de salud en las últimas décadas. Se recogen cada vez mayores cantidades de información en busca del conocimiento y en nombre de la imprescindible auditoria. Lo primero constituye la médula de la “medicina basada en la evidencia” y lo segundo permite la gobernanza asistencial. Casi con seguridad se está recogiendo más información de la que jamás pueda utilizarse. Los autores (uno clínico el otro epidemiólogo) observan estos desarrollos desde diferentes perspectivas pero comparten una preocupación. Reconocen hasta qué punto la información de investigación correctamente recogida y manejada y la información de auditoria correctamente recogida y manejada, pueden y deben mejorar la prestación de servicios sanitarios; pero también son conscientes y nos hacen notar los límites de la información tanto en su comprensividad como en su utilidad. Lo que es más, ambos de acuerdo, describen cómo el actual énfasis en información aparentemente objetiva, defraudan tanto al medico como al paciente porque rechaza la importancia de un factor esencial de su relación: el manejo de la incertidumbre. Por mucha información o “evidencia” que tengamos a mano (y siempre habrá más de la que podamos tener en la cabeza) al final debemos tomar una decisión y cada vez que tomemos una, existirá su dosis de incertidumbre.

Expectativas poco relistas tanto entre legos como entre profesionales, de la eficacia de la información y de que la certidumbre es alcanzable, pueden estar alterando la tradicional relación médico paciente. Uno de los roles terapéuticos de los clínicos es contener la ansiedad producidas en esos contextos de incertidumbre y este papel está resultando cada vez más difícil. La dependencia de los protocolos y el miedo a las reprimendas puede conducir a los clínicos en determinadas áreas asistenciales al abandono de sus pacientes en momentos de necesidad.
El artículo completo aquí

1 comentario:

Anónimo dijo...

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